Si te preguntas por qué el embarazo siempre viene acompañado de cambios vaginales, piensa que para tu cuerpo no es fácil encargarse de formar un nuevo ser humano y alojarlo durante nueve meses.
Estos son los cambios vaginales que trae el embarazo
En cuanto un óvulo es fecundado, tu organismo se prepara y hace todo tipo de ajustes para mantener el embarazo seguro y facilitar el parto mediante la segregación de hormonas.
La primera que aumenta es la hormona gonadotropina coriónica humana (hCG), de la cual la parte que se genera en la placenta se considera un factor para el desarrollo de la inmunotolerancia maternal, es decir, la capacidad de que tu cuerpo tolere la presencia y formación de otro cuerpo dentro del suyo.
Después incrementa la presencia de progesterona, que logra la implantación del embrión en el útero, y de estrógeno, el cual garantiza que el feto reciba todos los nutrientes para desarrollarse.
Estas tres hormonas trabajan en conjunto para lograr el embarazo pero al mismo tiempo cambian el flujo y la composición de la sangre, provocando las molestias y síntomas más comunes.
Algunos son maravillosos como el pecho grande y firme que siempre soñaste, el cual cambia para preparar la producción de leche, pero otros no tanto. ¿Sabes a cuáles nos referimos?
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De rosa a azul
Desde las primeras tres semanas, la coloración natural rosa de tu vagina y vulva podría cambiar a un tono azul o púrpura intenso, debido al aumento de flujo de sangre provocado por la dilatación de los vasos sanguíneos de la vagina. Este cambio se llama signo de Chadwick.
¿Qué hago? Tranquila, este cambio de coloración desaparece una vez que tu hijo nazca.
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Gases
Otra de las funciones de la progesterona es relajar el tejido muscular liso de todo tu cuerpo, incluido el de tu sistema digestivo y el de tu sistema reproductor. Esta distensión provoca que se acumule cierta cantidad de aire que después tu cuerpo expulsa de manera bastante escandalosa al caminar, levantarte de la cama o mientras tienes relaciones sexuales.
¿Qué hago? Buenas noticias: después de la semana 23 de embarazo, la indigestión, las flatulencias y los ruidos vaginales extraños desaparecerán. Mientras tanto, evita comer alimentos irritantes y actívate con ejercicios de bajo impacto para reducirlos.
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Comezón
Las hormonas del embarazo pueden fomentar el crecimiento excesivo de bacterias vaginales, que provocan vaginosis bacteriana (VB), u hongos responsables de infecciones por levadura.
¿Qué hago? Acude con tu médico en cuanto notes comezón acompañada de un flujo grisáceo (VB) o blanco amarillento (infección por hongos) para evitar complicaciones en tu embarazo.
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Hemorroides y várices
El aumento del flujo sanguíneo hacia la zona pélvica (que ayuda a que una cantidad adicional de sangre llegue al útero y satisfaga las necesidades metabólicas del feto) aprieta las venas del ano, provocando hemorroides, y de las piernas, causando várices. Ambas aparecen con comezón, dolor y sangrado, los cuales pueden agravarse porque la progesterona (que nutre al óvulo y aumenta el tamaño de tus pechos para la lactancia) hace más lenta la digestión y circulación de la sangre.
¿Qué hago? No es posible evitarlas, pero para tratarlas es importante que mantengas una alimentación alta en fibra, una vida activa (nada de quedarse todo el tiempo sentada o acostada) y bebas agua (cero gaseosas). En casos más graves, puedes pedirle a tu médico que te prescriba algún tratamiento. Por lo general, desaparecen seis semanas después de tu parto.
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