Cuando eres capaz de alimentar a tu bebé por ti misma, sin necesitar otra cosa aparte de lo que tu cuerpo produce, tu seguridad aumenta; aquellos temores que tenías respecto a si podrás cuidarlo desaparecen y una cadena de reacciones físicas, químicas y psicológicas ocurren a tu favor. ¿Cómo es posible?
Amamantar tiene beneficios para nosotras
Para empezar, fíjate en lo que sucede cuando ustedes se tocan: la Biblioteca de Salud Reproductiva de la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que “el contacto piel a piel entre madres y neonatos tras el nacimiento reduce los llantos, mejora la interacción, mantiene más caliente al recién nacido, y esto ayuda a las madres a amamantar satisfactoriamente”.
Esta cercanía y tranquilidad son beneficios que ustedes comparten; pero detrás de esta escena, hay un gran equipo de producción que lo hace posible: tu cuerpo.
Adelgazas
Por realizar esta actividad quemas entre 400 y 600 calorías extra, que significa casi un cuarto de la energía que una persona promedio gasta en un día, y seguro te ayudará a deshacerte de los kilos que ganaste durante el embarazo, pero no te confíes, come de forma balanceada, consume líquidos suficientes y procura no excederte. En cuanto a las dietas estrictas, el Hospital Infantil de la Universidad de Chicago las califica como innecesarias, pues tu organismo ocupará naturalmente la grasa acumulada en la cadera y cintura.
Tu cuerpo se reacomoda
Durante la lactancia, la oxitocina está presente en todo momento, es más, hasta la leche puede contener pequeñas dosis. Cuando el bebé succiona el pezón inmediatamente después del parto, produce una liberación de esta hormona en la madre y en ese momento, como también es un neurotransmisor, estimula al cerebro y refuerza el vínculo materno.
Asimismo, participa en el desprendimiento de la placenta y ayuda al útero a volver a su tamaño normal, lo cual se conoce como involución, y es la causa de los entuertos. Que si bien son incómodos, son la prueba fehaciente de que tu pelvis está volviendo a su posición normal, que podrás recuperar tu figura y perder peso más deprisa. Además, estas contracciones cierran los vasos sanguíneos que quedaron abiertos después del desprendimiento de la placenta, por lo que evita que pierdas más sangre después del parto y disminuye tus posibilidades de sufrir anemia.
Entre otras cosas, la oxitocina se utiliza para inducir el parto, pues fomenta las contracciones, está vinculada con el orgasmo en hombres y mujeres, y la excitación.
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Contra el cáncer de mama
La Universidad de Carolina del Norte realizó un estudio que comprobó que en mujeres con antecedentes familiares, el beneficio es similar al de tomar medicamentos anti estrógeno por cinco años. ¿Cuál es la relación? Hay muchas teorías. La más aceptada es que los estrógenos están implicados en este padecimiento, y como en la lactancia hay una ausencia de la menstruación –llamada amenorrea– y se suprime la ovulación, ocurre un declive significativo en los niveles de esta hormona en la sangre.
Con esto, también aumenta la proporción de células diferenciadas en el pecho, lo cual se traduce en protección, pues éstas se dedican a replicarse ordenadamente, a diferencia de las cancerígenas, que lo hacen de forma desenfrenada. Algunas posturas coinciden en que podría relacionarse con la inflamación de los senos tras el parto y con los posibles cambios que sufre el tejido mamario de quienes evitan dar leche materna. De acuerdo a una investigación de Nurse’s Health Study, realizada entre 1997 y 2005 a 60 mil pacientes, aquellas que optaron por amamantar y tenían un pariente cercano con cáncer de seno, presentaron 60% menos riesgo de sufrirlo en la premenopausia, en comparación con las que eligieron una alternativa.
Disminuye el riesgo de padecer diabetes
En noviembre de 2005 la revista de la American Medical Association publicó un estudio que comprueba la disminución en el riesgo de padecer diabetes tipo 2 en la madurez: por cada año de lactancia hubo una reducción de 15% en el riesgo. Esta cifra corresponde a 12 meses por cada hijo, no significa que si excedes este periodo podrás eliminar toda amenaza. El amamantamiento aumenta la sensibilidad y tolerancia a la insulina y esto deriva en que mejora el equilibrio de los niveles de glucosa.
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Previene la osteoporosis
Debido a la producción de leche, diariamente pierdes un poco de calcio, y a pesar de que parece un camino seguro a la osteoporosis, no es así: la previene. Al cabo de unos meses, tus niveles se normalizarán e incluso tendrás huesos más fuertes y sanos.
Cada 24 horas, tu cuerpo pasa entre 250 y 300 mg de este mineral a la leche, sin importar cuánto consumas; de ser necesario, tus huesos cederán lo que haga falta. Esto explicaría un balance negativo entre tus huesos y el líquido extracelular –que es el que rodea a las células y las alimenta, por así decirlo–.
Para que produzcas leche, se requiere un aumento de calcio en la sangre, para lograrlo, el metabolismo se acelera y moviliza los depósitos. Luego, para contrarrestar las pérdidas, se produce un aumento de la absorción de este mineral, incluso hasta lo que se iba en la orina disminuye para cubrir faltantes y reforzar los puntos débiles. A largo plazo disminuye tus probabilidades de sufrir fracturas de cadera y columna, especialmente en la menopausia.
Menos estrés
Al principio, hablamos de lo que comienza a secretarse con las succiones del bebé. En ese momento también se empieza a liberar la prolactina, que es la hormona responsable de promover la producción de leche, de intervenir en la suspensión de la menstruación y de relajarte. Entonces, amamantar te ayudará a sentirte tranquila, disfrutando al máximo esta etapa.
Algunos expertos consideran que detrás de este calmante natural hay un mecanismo de adaptación, pues mantenerte feliz y tranquila facilita la transición a tu nueva vida como madre. Además, cada vez que le das de comer a tu hijo, también se incrementan tus niveles de oxitocina, y esta especie de coctel, en palabras de Kathryn Dewey, profesora en la Universidad de California Davis, “puede tener efectos para controlar la ansiedad y ayudar a promover el vinculo con el bebé. […] Incluso puede producir una sensación eufórica y evitar que se sufran las múltiples formas de la depresión”.
Anticonceptivo
La presencia de hormonas y oxitocina provocan que la ovulación se suspenda, por lo que durante este periodo hay pocas posibilidades de que vuelvas a embarazarte.
En general, se considera que si en los seis meses posteriores al nacimiento aún no vuelves a menstruar, amamantar te ayuda a prevenir el embarazo si le das a tu bebé únicamente leche materna cada cuatro horas durante el día, y cada seis por la noche. Sin embargo, toma tus precauciones. Debes utilizar algún anticonceptivo si:
- Ya regresó tu menstruación
- Agregaste suplementos de fórmula o comida sólida a la dieta de tu hijo
- Han pasado casi seis meses de tu parto
Recuerda que cada organismo es diferente y aunque no se cumplan los puntos anteriores, existe un pequeño riesgo de embarazarte nuevamente. Si tienes dudas, consulta a tu ginecólogo.
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La conexión emocional
Además de las necesidades nutricionales, también se satisfacen las emocionales; tanto para ti como para tu bebé. El contacto visual, olfativo y cutáneo entre ustedes aumenta su conexión emocional. Algunos de los incentivos psicológicos son:
- Favorecer el vínculo afectivo madre-hijo
- Tranquilizarlo y consolarlo en cualquier momento
- Cuando esté un poco decaído, amamantarlo supone un gran consuelo para ambos
- Menor incidencia de depresión posparto
Por último, si algunos miembros de la familia quieren participar, ¡permíteselos! Cuando te ayudan a ponerte cómoda, a alcanzarte una manta o a que el bebé eructe, forman parte de esta experiencia. Además, si más adelante necesitas alimentarlo con biberón, ellos podrán colaborar dándoselo y no representará un cambio brusco para él, más bien, será la continuación de un vínculo que cultivaron juntos.
Redacción bbmundo
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