jueves, 25 de junio de 2020

Niños de colores: educar en la diversidad sexual

No soy experta en temas de orientación y preferencia sexual, pero soy mamá; y soy mamá de 4 niños, de los cuales 3 son varones y 1 es niña. Estamos en pleno 2020 y aún es un reto educar en la diversidad sexual, en la inclusión, porque “niño ve, niño hace” y mientras que los adultos sigamos llenos de perjuicios, los niños los van a replicar.

La importancia de la diversidad sexual

Tenemos que evolucionar y voy a ser muy específica: de mis tres varones, uno en particular, Iker de 6 años, prefiere las cosas, juegos, colores, texturas que se consideran “tradicionalmente” (no sé bajo qué canon), de “niña”, y ello lo vi y lo reconocí desde sus primeras manifestaciones y siempre lo he respetado. Siendo honesta, jamás me ha quitado el sueño y hablo de ello abiertamente en redes sociales. Primero, porque me parece importante reconocer algo básico: los juguetes, los libros, la música, los colores, NO tienen género y es absurdo que lo sigamos manejando así.
Segundo, nuestras elecciones NO nos definen como seres humanos. Tercero, el amor es amor, y a los hijos se les ama y se les enseña a amar y eso es un valor universal.

Resulta cómodo y hasta sencillo educar como fuimos educados, e ir por la vida asumiendo que “así es y punto”; pero, el mundo, repito, el mundo ha cambiado, y por fortuna cada vez existe más libertad y apertura de mente para entender que los seres humanos somos integrales, capaces de apreciar la belleza en todas sus formas y de manifestarnos sin límite.

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Ahora, cuando tu hijo, o tu hija, no eligen de manera orgánica y natural lo que se supone que deben de elegir de acuerdo a su sexo: niñas muñecas, colores pastel, moños, vestidos, baile, etc; y los niños: futbol, juego brusco, superhéroes, karate, etc., resulta que lo difícil no es criarlos, o respetar sus elecciones, sino re-educar al mundo a su alrededor para que en el proceso no los lastimen o los rompan con comentarios tipo: “¿porqué les gustan las sirenas si es niño?; “lo dejes jugar con muñecas, eso es para niñas”, “no bailes, tu vete con los niños a jugar fútbol”, “córtale el pelo, que parezca hombrecito”.

Los niños y las niñas merecen, como cualquier ser humano, ejercer su libertad de elección, merecen crecer conforme a su esencia y misión de vida, merecen ser amados sin juicios y respetados de manera absoluta, ser educados en diversidad sexual.

Ahora, si separo el tema personal de mi hijo (porque nada resulta más personal que los hijos), y lo llevo a un contexto general, me sigue pareciendo absurdo educar en género: las niñas rosa y los niños azul; las niñas ballet y los niños artes marciales; cuando el mundo ofrece un universo de opciones a cada persona por decir lo menos.

Cuando observamos que en el día a día sigue existiendo la necesidad de defender la inclusión y la diversidad sexual en el mundo de los adultos, significa que aún no sucede de manera natural y suficiente; pero digamos que ya es más aceptable, pero en el mundo infantil sigue siendo un tabú, algo de lo que no se habla, que se esconde o que muchas veces se pretende arreglar como se quita una pelusa o como se cose un botón: 2-3 pasos y listo, pero no es así.

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No tenemos las tablas suficientes para ver y amar la diversidad desde la infancia. No contamos con las herramientas emocionales para acompañar a los niños y a las niñas que se atreven a ser de colores y a ser diferentes. En un mundo en el que la misoginia tiene todavía un papel importante, es más sencillo ver, respetar y crecer niñas empoderadas que usen el cabello corto o que prefieran a los superhéroes, que practiquen el fútbol o que hagan amigos, que ver y respetar a un niño que le gusta el ballet, que le encantan las princesas y que su color favorito es el rosa o el morado…,porque eso no va, eso es femenino, o afeminado y no lo queremos, no sabemos cómo manejarlo y hay de dos: lo rechazamos o lo manipulamos para que cambie.

La cosa es que muchos niños y niñas, de estos que son “diferentes”, como mi Iker, saben perfectamente quiénes son, qué les gusta y están felices de saberlo, y aclaro que ni siquiera estoy hablando de su preferencia sexual, sino de gustos básicos e infantiles, somos los adultos los que cargamos con toda una historia que no nos permite ver lo básico en los niños. Por eso lo educo en diversidad sexual.

Hoy el mundo celebra y apoya la diversidad sexual, algunos somos más activos que otros haciéndolo, otros tantos son neutros y todavía quedan los que lo rechazan, ¿cómo criamos a los niños y a las niñas en esa diversidad e inclusión?, pues igual que los criamos en todo lo demás: enseñando las verdades de la naturaleza: con la vida nace la muerte, todo tiene un ciclo de vida, hay que ser educados, hay que respetar a los demás, hay que respetarnos a nosotros mismos, hay que cumplir con las reglas del salón, de la familia y de la sociedad y que el amor es amor en todas sus formas y colores. Así de básico y sencillo.

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Hay que mostrar a los niños y a las niñas que ellos valen por lo que son, no por lo que se van a convertir, que no tienen que cambiar para complacer a nadie y que siempre deben de ser respetados y respetar a los demás, no importa que gustos o qué apariencia tengan. La realidad es que para los niños, entre niños, es sencillo, ellos no tienen juicios (en tanto no intervengan los adultos), ellos fluyen respetan, aman, son empáticos y son incluyentes de manera natural.

Entre ellos saben que están descubriendo e interpretando el mundo en el que están creciendo, somos los traductores de los niños (sus cuidadores principales: padres, familia y maestros), quienes cambiamos el mensaje y les decimos lo que queremos que crean, de acuerdo a nuestras propias creencias, y ahí es en donde nos podemos equivocar).

Hoy el suicidio infantil es una realidad creciente, no estoy mezclando las cosas, solo estoy poniendo sobre la mesa una situación a la que cada vez más niños y niñas recurren por sentir rechazo en diferentes momentos y aspectos de su vida. ¿Entendemos la importancia de amar y de aceptar a nuestros hijos y a los ajenos por lo que son?; ¿Entendemos la relevancia de educar hoy niños y niñas con diversidad sexual que, no solo respeten, pero ojalá defiendan la diversidad de preferencias y gustos a su alrededor para crear sociedades menos violentas y humanos menos rotos?

Yo sé que hay muchísimas madres y muchísimos padres, amorosos y valientes que entienden de lo que escribo, que tienen en su familia niñas y niños de colores a los cuales aman y respetan profundamente, y sé que el camino no es sencillo, que hay cosas que aprender y mejorar, propias y ajenas, a todos ellos solo les digo: “lo están haciendo muy bien, el amor jamás ha dañado a nadie y la inclusión y la diversidad es lo que enriquece al mundo y al ser humano”.

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A los padres y madres que no lo aceptan o que lo sufren les digo: estos niñas y niños de colores los eligieron por algo, no tengan miedo, cada ser humano es único y diferente aún cuando les guste lo que a todos les gusta, somos individuos y estamos aquí para ser amados y para amar y sobre todo para ser felices, seamos padres y cuidadores dignos de todos esos niños, para que crezcan sanos e íntegros desde ya.

A quienes sin ser parte de estas familias, abrazan las diferencias y educan a sus hijos para aceptarlas y abrazarlas. ¡gracias! Porque están cambiando al mundo, y a los que actúan desde sus experiencias limitadas también gracias, su rechazo nos hace valorar que el ser humanos es bueno y que siempre puede cambiar, solo les pido que no lastimen, que no hieran, el mundo ya tiene mucha maldad, lo que necesita es amor, son colores, es buena vibra, es amarnos entre nosotros, nos guste el rosa el rosa o el negro, bailemos ballet o no, necesitamos aceptarnos como una especie diversa, maravillosa y llena de magia, en brillos y colores desde la infancia.

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