Cientificos, empresarios, filántropos, compañías farmacéuticas, institutos, hospitales, gobiernos y universidades trabajan juntas, como nuca se había visto en la historia de la salud mundial, en busca de una vacuna contra el COVID-19.
Te contamos sobre la vacuna contra el COVID-19
Todos los días se tiene nueva información de la vacuna en desarrollo contra SARS-CoV 2, algunas autoridades dicen que son 30 las investigaciones y otras llegan hasta más de 170 combinaciones que son estudiadas para conformar una inmunización segura y eficaz.
A pesar de los esfuerzos mundiales, aún no se tiene una vacuna que proteja contra el coronavirus, que da origen a la enfermedad Covid 19, la cual hasta principios de junio, ha cobrado la vida de más de 400 mil personas e infectado a casi siete millones en todo el mundo.
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Esta epidemia mundial provocó que, como nunca antes en la historia de la salud mundial, participen en equipos internacionales científicos, empresas farmacéuticas, gobiernos, filántropos, universidades, empresarios y fundaciones en busca de un bien común: reducir la mortalidad y el contagio del SARS-CoV 2.
8 tecnologías para diseñar vacunas
Diseñar una vacuna no es sencillo, se requiere de desarrollos tecnológicos que garanticen la eficacia y seguridad del compuesto. Entonces ¿cómo desarrollarán la vacuna contra el COVID-19?
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Actualmente, se utilizan ocho tecnologías diferentes para diseñar la vacuna contra el Covid 19, algunas emplean el virus atenuado; otras, lo prefieren inactivo; en ciertas vacunas se emplean vectores (segmentos) virales replicantes, y otras usan los vectores virulentos pero no se replican, pues con uno de ellos es suficiente. Además, también se tienen investigaciones que utilizan el ADN y el RDA del virus, incluso se cuentan con estudios donde se emplean partículas proteicas similares al virus del Covid 19 y otras que utilizan solamente subunidades de las proteínas del virus.
Al respecto, la Organización Mundial de la Salud tiene contabilizadas 18 vacunas de subunidades proteicas, 8 de ARN, 3 de ADN, 8 de vectores no replicantes, 5 de vectores replicantes, 2 de vacunas inactivadas y 2 atenuadas.
¿Cuál de estas tecnologías es ideal?
«Aún no sabemos cuál tecnología será la mejor opción, pero lo que sí sabemos es que es deseable tener más de una vacuna, con dos o tres podremos alcanzar las metas de vacunación de los siete mil millones de seres humanos que viven en el mundo», explica la infectóloga Yolanda Cervantes, quien tiene 21 años de experiencia en el área de vacunas.
La colaboración es más que importante
Más del 70% de las investigaciones para el desarrollo de la vacuna contra el COVID-19, la está llevando a cabo la iniciativa privada y la academia. «Es momento de unir fuerzas a fin de que seamos aliados en el desarrollo de la vacuna, pero también buscamos unión para la fabricación, la distribución y la aplicación de la inmunización, pues una sola empresa o gobierno no puede con la carga que significa esta enfermedad», refiere la entrevistada.
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Además agregó que «cada empresa farmacéutica está aportando sus conocimientos y desarrollos. Algunas brindan sus experiencias cuando desarrollaron, por ejemplo, la vacuna contra el AH1N1 que también fue un momento de emergencia internacional; otros aportan empaques seguros y algunos más sustancias como los llamados sistemas adyuvantes que se agregan a las vacunas para favorecer una mejor respuesta de anticuerpos. Es decir, con esos sistemas se protege por más tiempo a la persona, y es posible que no requiera de dos o tres dosis, pues con una sola vacuna se alcanza la protección del individuo.
Un año más
Es por eso que empresas de Europa, Asia y Estados Unidos están trabajando en colaboración para tener la vacuna contra el COVID-19. «Tendremos la inmunización en los próximos 12 a 18 meses, pues es necesario que se cumplan con todos los protocolos de desarrollo, investigación, seguridad, y eficacia».
«Hoy en día las vacunas ya existentes salvan entre dos a tres millones de vidas cada año en el mundo, es una actividad esencial para conservar la salud, por eso la vacuna contra esta nueva enfermedad debe garantizar la protección de la población, especialmente de los grupos vulnerables como: adultos mayores, personal de salud (enfermeras, doctores y camilleros, entre otros), así como las personas que viven con diabetes, obesidad e hipertensión arterial», destaca Cervantes.
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