Con mucha frecuencia, vemos que las mamás envuelven a sus críos en una cobija o sarape y meten los brazos del bebé dentro de este rollo, impidiendo toda posibilidad de moverse. Podríamos pensar que a las mamás les preocupa que el bebé se resfríe, pero muchas veces no es así y lo hacen sin saber que el movimiento es la herramienta para descubrir el mundo. Para comprender más el por qué no debes enrollar a tu bebé (siempre), te lo explicamos…
Razones para no enrollar a tu bebé
En realidad, las mamás envuelven a los bebés para evitar que se lastimen o se asusten, una enseñanza que viene de muchos años atrás. Una creencia muy difundida es que, si el bebé mueve las manos frente a su cara, se asusta. Otra que, cuando un niño es muy pequeño, puede lastimarse con sus uñas; ahora, más que envolverlos completamente, muchas mamás les meten las manitas en calcetines hasta después de cortarles las uñas por primera vez.
Alrededor de los tres meses de edad, el bebé empieza a utilizar el movimiento como uno de los medios mas importantes para conocer el mundo; de hecho a esta etapa del desarrollo se le conoce como la etapa del desarrollo psicomotor. Y ¡claro!, pensemos en el gran cambio que experimenta el bebé durante su primer año de vida:
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Del “bultito” con el que llegas a casa por primera vez, al que puedes dejar tranquilamente sobre tu cama pues no corre el riesgo de caerse, hacia el final del primer año de vida, la mayoría de los bebés están dando sus primeros pasos, si no es que ya son capaces de caminar. Durante este año, tu bebé ha atravesado por un largo camino que va desde ser capaz de voltearse sobre sí mismo, estirar el brazo para alcanzar algún objeto, sentarse con o sin ayuda, arrastrase para alcanzar algún objeto, ponerse de pie sin ayuda y, finalmente, dar sus primeros pasos.
Es realmente imposible imaginar lo que seríamos capaces de lograr si nos siguiéramos desarrollando a la velocidad que lo hacemos durante el primer año de vida. De tal manera que, si nosotros no le permitimos al crío moverse, estamos retrasando su desarrollo. Es por esto que no debes enrollar a tu bebé.
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Una de las formas en que tú puedes ayudarlo a explorar el mundo es dándole juguetes que favorezcan el movimiento. Por ejemplo: si pones en su manita una sonaja o un llavero de juguete, irá descubriendo que puede producir un sonido al agitar la mano.
Los “gimnasios” de actividades son un buen ejemplo de juguetes que favorecen diversos aspectos del desarrollo; de acuerdo a la edad, tienen diferentes actividades, todas sorpresivas y relacionadas con el desarrollo:
- Sus formas y colores brillantes estimulan la vista
- Al intentar alcanzarlos, utiliza el movimiento
- Al agitar los diferentes componentes, producen sonidos agradables al oído
- Las piezas pueden meterse con seguridad a la boca – no hay piezas pequeñas sueltas
- Cuando empiezan a salir los dientes, las puede morder para dar alivio a las encías
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Una sugerencia importante, además de no enrollar a tu bebé, es que no es necesario que te ajustes únicamente a las posibilidades que el fabricante sugiere con el juguete; utiliza la imaginación para jugar con tu bebé. Así ayudas a su crecimiento y sacas mayor provecho de los juguetes.
Nancy Steinberg
@doctora_nancy
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