Por razones económicas, porque ya somos muchos, para seguir superándose profesionalmente, porque no necesitan uno más… Los motivos para tener hijo único son diversos –y válidos–, pero todos ellos están contribuyendo a que las familias en México se transformen.
¿Eres hijo único?
Desde donde se quiera ver, la inversión que implica tener un hijo es un gran factor de decisión. No es lo mismo pagar dos colegiaturas que una, ni renovar triple guardarropa, no digamos de los gastos como la universidad o una casa para una familia numerosa.
Además muchas mujeres están eligiendo posponer la maternidad por asuntos laborales o bien por factores biológicos, cuando ya no hay posibilidad de un nuevo embarazo o simplemente si no ocurre en un tiempo determinado, optan por quedarse con el que tienen.
La cereza del pastel la pone la alta tasa de rupturas maritales, ya que si bien tanto hombres como mujeres podrían tener en su escenario de vida una familia numerosa, este deseo cambia al haber un divorcio.
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¡Va a ser mandón!
Las falsas creencias cuentan que los hijos únicos son tiranos, egocéntricos, les cuesta compartir y siempre quieren ser el centro de atención, sin embargo una educación adecuada y el sentido que tú y tu pareja le den a su circunstancia es lo que determinará su comportamiento.
Para la psicoterapeuta infantil Claudia Vigil hay que empezar a cambiar los paradigmas. Su experiencia le ha permitido reconocer que desarrollan grandes capacidades creativas al tener que jugar o resolver muchos asuntos por sí solos, no tienen que pelear por la atención de sus padres y muchas veces, se convierten en líderes.
No es lo mismo decirle a un niño que se ha decidido tenerlo exclusivamente porque eso le dará otras oportunidades en la vida, o por el desarrollo personal y profesional de los padres, que plantearle una historia de tragedia en la que “está solo”, o “así le tocó vivir.” El tono y la manera de tus respuestas determinarán, en gran medida, la actitud con la que se proyectará al respecto y afirmará su rol dentro de la familia.
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Lo bueno y lo malo de ser hijo único
Si es su caso, los especialistas reconocen varios puntos a trabajar o:
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¿Y cuando crezca?
En el estudio “The WellBeing of Only Children”, llevado a cabo en Holanda, se examinaron a 2,511 adolescentes sin hermanos. La investigación quería comprobar si eran menos felices, y si realmente se convertían en súper dotados al verse sometidos a la forma de pensar y comportamiento de los adultos.
El resultado fue sorprendente, ya que los jóvenes no presentaron una autoestima inferior, afirmaron sentirse menos capacitados para los deportes, no dieron un valor excesivo a su belleza y no se consideraron mejores en el colegio; no obstante, no son menos populares entre sus compañeros, aunque sí demostraron estar ligeramente por encima en pruebas de inteligencia. Con ello se concluyó la importancia que tiene el hecho de que la sociedad vea como algo bueno o malo serlo.
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Ahorrarse los pleitos eternos entre hermanos no puede ser visto como algo negativo. Que un niño tenga claro cuáles son sus cosas desde la infancia tampoco implica que será egoísta en el futuro. Al final del día, compartir, ser ordenado y tolerante, son valores que queremos que nuestro hijo posea, con o sin compañía fraterna. Todo es cuestión de no dejarse llevar por lo que el resto de la gente opine, fortalecer las áreas necesarias y crear un ambiente sano y armonioso.
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