¿Cómo enseñarle a tus hijos a gastar y ahorrar?

Enseñar a tu hijo a gastar y ahorrar es de las lecciones más importantes que debe recibir de ti. ¿Cómo dar los primeros pasos? Aquí te lo decimos.

El arte de gastar y ahorrar

 

Solemos pasar por alto este tema porque no lo tenemos tan presente en la vida de los niños. Cuándo tú eras pequeña ¿tus padres te hablaban de él? ¿Te hacían ganártelo con pequeñas actividades o fomentaban en ti la cultura del ahorro? ¿Te gustaría darle ese ejemplo? Pues la infancia es el periodo justo para fomentarlo de manera natural.

Te ponemos un ejemplo: cuando el empresario Carlos Slim era niño, su padre le daba a él y sus hermanos 20 centavos para gastar a la semana. Además, les entregó una libreta en la que debían anotar sus ingresos y egresos, y les dijo esta regla de oro: “Puedes gastarte lo que quieras pero siempre trata de ahorrar por lo menos el 15 o 20% de lo que te entrego”. ¿Resultado? Gracias a sus ahorros un joven Slim (¡con sólo 11 años de edad!) pudo comprar una parte de acciones en Ferrocarriles de México en Chihuahua y hoy es uno de los hombres más ricos del mundo.

La palabra enseña pero el ejemplo arrastra. ¡No gastes en cosas innecesarias!

5 Dinámicas monetarias

 

¡Predica con el ejemplo! Realiza diferentes actividades para que él pueda comprender el valor que tiene y sepa administrarlo desde los casos más simples:

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1. Enséñale a asignarle valor. Explícale que para conseguir lo que anhela debe hacer un esfuerzo. No es que queramos que sienta que no lo merece, no: simplemente asígnale quehaceres y labores útiles que le puedan generar un “ingreso”. Ejemplos: lavar el carro, sacudir la alfombra, ayudarte a lavar la sala o podar el jardín, si ya es más grande
2. Jueguen al supermercado. Compra billetes y monedas didácticas y dile que la próxima vez que vayan a hacer la despensa él va a pagar lo que quiera llevarse de la tienda. Si ya es mayor de 8 años esta dinámica aplica de verdad: dile que si se le antoja una gelatina o un juguete pequeño, él tendrá que pagarlo
3. Hazle ver la diferencia entre necesitar y gustar. Quizá le puede gustar y anhela con todas sus fuerzas ese juguete de Spiderman pero si no tiene con qué comprarlo hazle la siguiente pregunta: “¿Realmente lo necesitas o sólo lo quieres?”. Según su respuesta él sabrá que no tiene que comprarlo
4. Planea tus gastos. Sí, regresamos al tema de ser el modelo a seguir, tú debes ser cautelosa en cuanto a lo que gastas y en qué. Dicen que la palabra enseña pero el ejemplo arrastra
5. Explica por qué no. Si es muy pequeño no entenderá cuando le digas “no tengo dinero” y a menudo los mayores ¡menos hacen caso! Así que lo mejor es que le digas: “No lo podemos comprar porque aún no reúnes la cantidad necesaria para ello” o “si lo compras ahora ya no podrás completar para tu consola de videojuegos”.

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El poder de ahorrar

 

Foméntalo desde que cumpla cuatro años, edad ideal para que se adentre poco a poco en la planeación, la perseverancia y la disciplina económica. Sigue estos pasos:

• Cómprale una alcancía y deja que la decore a su gusto. Dile que el ahorro es lo que se guarda para gastar después
• Destaca un motivo: ¿Quiere unos patines? Pues dile que tú no se los puedes comprar pero él puede hacerlo por sí mismo. Si cuestan 800 pesos y tú le das de domingo 50, dile que haga cuentas sobre cuántas semanas necesita acumular para adquirirlos
• Una vez que ya tenga lo que desea, hazle ver que su alcancía está vacía y que si ahora quiere una patineta deberá comenzar de nuevo todo el proceso. Si ves que ya está por alcanzar su meta, es válido que le completes lo que le hace falta a fin de premiarlo y motivarlo, pero esto debe ser sólo si le falta el 10 o 15% del valor total, no más.

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¿Cómo ahorrar?

 

Dale su “domingo”: Entrégale una cantidad semanal para que la administre; en vez de que tú le compres un antojo, él irá juntando para obtenerlo. Comienza con pequeñas cantidades e increméntalas conforme veas que se hace responsable

Llévalo al banco: Hoy en día existen diferentes cuentas infantiles en varios bancos. Ábrele una y dile que cuando tenga cierta cantidad, te pida que lo lleves a hacer un depósito

¡Que trabaje!: ¿Por qué no incitarlo a que acomode los cajones de un mueble o se ofrezca a cortar el pasto de la vecina? Eso sí, enséñalo a “negociar” su pago; no porque lo vean pequeño deben darle poco. Fomentarás su confianza y seguridad para tener ganancias por sí mismo.

Artículo publicado en la revista impresa No. 102, abril 2014

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