Los trastornos neurológicos pueden ser apenas perceptibles o afectar significativamente el funcionamiento cotidiano de tu hijo. Van desde los tratables, como el déficit de atención y las migrañas, hasta condiciones más serias, como la espina bífida y la esclerosis múltiple. Esto es todo lo que debes saber sobre ellos…
¿Qué tan informado estás de los trastornos neurológicos?
Son enfermedades del sistema nervioso central y periférico: cerebro, médula espinal, músculos o nervios craneales y periféricos. Los síntomas dependen de su naturaleza y gravedad, pero algunos de los más representativos son las dificultades de coordinación, el retraso en el desarrollo y las convulsiones.
La mayoría de las alteraciones neuronales no avanza una vez que se ha establecido, por lo que es posible recurrir a la rehabilitación para mejorar las aptitudes del afectado; sin embargo las lesiones degenerativas son evolutivas, es decir, cuando se presentan se produce un agravamiento continuo. En este espacio te diremos cuáles son los trastornos neurológicos más comunes.
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Congénitas
Estas anomalías son multifactoriales y, de acuerdo con la fundación March of Dimes, afectan cada año aproximadamente a uno de cada 2,000 bebés en el mundo.
Espina bífida
Ocurre cuando la columna vertebral no se cierra por completo alrededor de la médula espinal. Desencadena la pérdida de las funciones excretoras, atrofia muscular y en algunos casos la muerte Anencefalia. Se trata de la ausencia de partes del cerebro. Puede producir parálisis y afectar las habilidades motoras.
Agenesia del cuerpo calloso
Es la ausencia total o parcial de esta estructura encargada de establecer una comunicación entre los lóbulos frontales. Sus síntomas: retardo en el desarrollo físico y psicomotor, dificultades de aprendizaje y comunicación. Es uno de los trastornos neurológicos más comunes.
Craneosinostosis
Provoca el cierre prematuro de las suturas craneales y consecuentemente un cambio en el tamaño y el aspecto normal o simétrico de los huesos faciales. Aunque no se manifiesta al nacimiento, es genético y se asocia a síndromes que pueden o no acompañarse de retraso mental, como Crouzon, Apert, Carpenter, entre otros. La corrección de estos defectos mediante cirugía permite el desarrollo y crecimiento adecuado del cerebro.
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Hidrocefalia
Ocurre cuando el líquido cefalorraquídeo se acumula dentro del cráneo, en particular en los ventrículos, ocasionando un aumento de la presión dentro de la cabeza. Este trastorno neurológico, requiere cirugía y la inserción de una válvula
Parálisis cerebral infantil
Afecta las áreas motoras provocando dificultades para controlar los movimientos de los músculos. Cuando se presentan casos leves sólo origina debilidad en las extremidades; en los graves, problemas para hablar y realizar movimientos básicos, como andar. Si bien no es curable, el entrenamiento y en algunos casos la cirugía ayudan a llevar una vida más funcional
Inflamatorios e infecciosos
Por lo general se trata de agentes patógenos (bacterias o virus) que afectan al cerebro y a la médula espinal. Se manifiestan con cefaleas, crisis convulsivas, movimientos involuntarios, falta de equilibrio o fiebre.
Son padecimientos frecuentes, pero no por ello libres de riesgos. Las infecciones del sistema nervioso central pueden ocasionar secuelas que deriven en discapacidades o en la muerte. Sin duda es uno de los trastornos neurológicos más comunes y temidos.
Meningitis. Inflamación del tejido delgado que rodea al cerebro y a la médula espinal (meninge)
Encefalitis. Infección del tejido cerebral, con frecuencia es viral
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Epilepsia
Se trata de un trastorno cerebral que provoca que las personas tengan convulsiones –éstas ocurren cuando los grupos neuronales envían señales erróneas–. Llega a producir también sensaciones y comportamientos extraños, así como pérdida de conocimiento. Entre sus posibles orígenes, se encuentran las lesiones cerebrales y el desarrollo cerebral anómalo. Su tratamiento se basa en la aplicación de fármacos (antiepilépticos) y en dar seguimiento a la causa de esta condición.
Cefalia
Conocida también como dolor de cabeza, es uno de los motivos de consulta más comunes en niños y adolescentes. Para su correcto diagnóstico, es necesario identificar de qué tipo es.
Migrañosa. Constituye un tipo de cefalea episódica que afecta la vasculatura cerebral. Quienes la padecen también suelen experimentar mareos, entumecimientos, sensibilidad a la luz (fotofobia) y náuseas, así como ver líneas zigzagueantes.
No migrañosa. Representa un signo secundario de alguna afección o enfermedad (incluso psicológica como depresión, agotamiento escolar, síndrome postraumático). Su tratamiento requiere medicación prescrita por el pediatra y en algunos casos de un adecuado abordaje psicoterapéutico.
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Traumatismos craneoencefálicos
Se dividen en externos (afectan sólo el cuero cabelludo) e internos (impac- tan el cráneo, los vasos sanguíneos o el tejido cerebral). La mayoría de los niños al sufrir una caída o golpearse sólo se lesiona el cuero cabelludo, y esto suele ser más aparatoso que peligroso. Las conmociones cerebrales, que también son traumatismos internos, consisten en la pérdida temporal de alguna función cerebral a consecuencia de una contusión.
Un cuidado prenatal adecuado reduce el riesgo de padecer trastornos neurológicos. Por ejemplo, algunos problemas pueden prevenirse consumiendo ácido fólico
De conducta
El desarrollo neurológico no termina con el nacimiento, se completa con las experiencias y el aprendizaje cotidiano del niño, por lo que su entorno y la forma en que se relaciona con éste contribuyen al tratamiento de las alteraciones que te presentamos a continuación:
Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Impide el control adecuado del nivel de actividad y las reacciones frente a lo que sucede en el entorno. A un niño con este padecimiento se le dificulta concentrarse o quedarse quieto. Su tratamiento es recomendable cuando se muestra una capacidad de atención corta y afecta de manera negativa al aprendizaje
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Síndrome de Gilles de la Tourette. Sus principales signos son los tics motores, movimientos súbitos y en apariencia incontrolables, como el parpadeo exagerado, lenguaje soez o tics fonéticos. Este síndrome es de difícil abordaje y requiere de la asociación de medicamentos antipsicóticos y psicoterapia.
Espectro autista (ASD). Representa un grupo de trastornos caracterizados por impedimentos sociales, dificultades en la comunicación y patrones de conducta estereotípicos, restringidos y repetitivos. El trastorno autista es el tipo más grave de ASD, mientras que otras afecciones menos graves del espectro son los síndromes de Asperger y de Rett.
Los trastornos neurológicos son tratadas con medicamentos, cirugía y terapia ocupacional, física o del habla. Sin embargo, un cuidado prenatal adecuado reduce el riesgo de padecerlas. Por ejemplo, algunos problemas congénitos pueden prevenirse consumiendo ácido fólico.
Artículo publicado en la revista 71, agosto 2011
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Pablo Leytón
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