Desde 2017 se volvió viral el nombre de Daniel Eisenman y la razón, en aquel momento, fue un tanto «graciosa» porque al parecer daba una solución de oro a cómo hacer que un bebé deje de llorar.
Pero, ahora, varios expertos en crianza respetuosa y psicología están debatiendo sobre el gran error que fue pensar que esa técnica para calmar a un bebé era la correcta.
El video de Daniel Eisenman
Daniel es papá, comparte contenido regular en redes sociales y en general está muy apegado al mundo espiritual. Tanto que su esposa dio a luz en casa y durante el parto sonó de fondo una meditación.
Tal vez por lo anterior le pareció «correcto» repetir el mantra «Om» en un tono bastante alto para competir con el tono del llanto del bebé y de esa manera lograr «calmar» a su hijo, que en ese momento tenía meses de nacido.
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Muchas mamás y papás consideraron que era algo asombroso porque el bebé dejó de llorar y seguramente en más de una casa, a media desesperación se replicó la técnica.
No perdamos de vista que el mantra Om es uno de los más sagrados en la religión hinduista y budista y representa el sonido del universo.
Pero, ¿realmente qué pasó, por qué un bebé dejó de llorar al escuchar ese grito? ¿realmente le transmitió la paz que el papá decía? ¡Claro que no!
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La explicación de porqué el bebé dejó de llorar
En pleno 2024, con una sociedad más consciente de algunas acciones respecto a la crianza, Armando Bastida, un enfermero pediatra hizo un análisis respecto al video y expuso su punto de vista.
De hecho, recopiló varios videos para poner en contexto a los usuarios y que así se pueda entender lo que no debes hacer cuando un bebé llora.
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Lo primero es que Armando cita a Nils Bergman, un neonatólogo y especialista en neurociencia perinatal. Además es conocido por su trabajo relacionado con el método canguro y el vínculo temprano de los bebés y al parecer hizo un análisis de este tipo de videos.
El padre empieza a emitir un sonido en una nota monótona, la respuesta inmediata fue: susto, reflejo de moro = el bebé se asusta.
- 4 segundos más tarde: brazo extendido, dedos crispados = vigilancia, búsqueda.
- 5 segundos más tarde: el bebé trata de agarrarse, no hay contacto visual, cierra los ojos = estado de miedo.
- 2 segundos más tarde: taquipnea, respiración rápida = la evaluación confirma que la amenaza continúa.
- 9 segundos más tarde: se mantiene la respiración rápida continua, pero mantenida = cambia al estado de congelación.
- 7 segundos más tarde: Todavía respira con dificultad, todavía tenso y agarrado, ojos cerrados = congelación sostenida.
- 3 segundos más tarde: signo de bostezo, lo cual no es un signo de sueño, sino una señal de socorro = señal de advertencia finalizada, ya no está en congelación.
Al final: Buscando de nuevo el contacto visual, de vuelta a estado de vigilancia, todavía en estado de miedo.
El análisis de ambos especialistas deja claro que un sonido fuerte y sostenido cuando el bebé llora sólo transmite el sentimiento de alerta y estrés, por eso se quedan paralizados / congelados.
Así que, cuando tu bebé llore o grite desesperadamente, NO hagas lo mismo, él necesita consuelo, reafirmación de vínculo, no que le soples la nariz o le grites.
Consecuencias de gritarle a un bebé cuando está llorando
Según Postpartum Depression Illinois y el PUBMED, gritarle a un bebé puede tener efectos negativos profundos en su desarrollo emocional y psicológico.
Y es que los bebés son muy sensibles a su entorno y a las emociones, por eso cuando están expuestos a gritos, sus niveles de estrés aumentan significativamente, lo que puede interrumpir su sentido de seguridad y protección. El aumento de estrés tiene estas consecuencias:
- Niveles elevados de cortisol, que podrían afectar el desarrollo cerebral.
- Dificultad para formar vínculos seguros.
- Problemas a largo plazo con la confianza y la regulación emocional.
- Mayor riesgo de ansiedad y depresión en la vida adulta.
En vez de hacer sonidos «espirituales» como el de Daniel Eisenman, que no sirven para relajar a un bebé, prueba formas positivas de responder a las necesidades de tu hijo.
- El contacto piel a piel puede ser extremadamente reconfortante para los bebés.
- El movimiento, como arrullar o apapachar, puede calma a los bebés.
- Cantar suavemente, tararear o el ruido blanco pueden ser reconfortantes.
- Revisa si tu hijo tiene hambre, está incómodo o necesita un cambio de pañal.
- Muestra paciencia y empatía ayuda a que se sienta seguro y construye una base sólida para su desarrollo emocional.
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Redacción bbmundo
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