Licencias de paternidad: un derecho de las infancias

Las licencias de paternidad no significan ayudar a mamá a cambiar los pañales y a preparar el biberón en las noches, sirven para proteger a las familias: los recién nacidos tienen el derecho de ser atendidos por sus padres, las madres tienen derecho a recuperarse de un parto complicado o de una cirugía de cesárea donde se cortaron siete capas, entre las que destacan piel, músculo, tejido adiposo y útero, entre otras. Y por supuesto, el padre tiene derecho a cuidar a su familia, a protegerla y darle lo mejor de sí.

¿Quiénes tienen derecho a las licencias de paternidad?

En México, la licencia de paternidad es un derecho laboral para todos los hombres que recién son padres y que trabajan de manera formal ya sea en el sector privado o público y que están dentro de un contrato laboral y registrados ante alguna institución de seguridad social como el ISSSTE, IMSSS o PEMEX, entre otras.

Es decir, cuando la pareja del varón tuvo un bebé, la empresa deberá brindar unos días de licencia del trabajo para cuidar y atender a su familia. Es por ello que diversos países han implementado políticas que buscan equilibrar la crianza de los hijos entre ambos padres, porque el cuidado de los críos no es una responsabilidad única de la mujer, sino un trabajo colaborativo entre ambos padres.

¿Quién es quién en el mundo de las licencias de paternidad?

El primer país en el mundo en implementar la licencia por paternidad fue Suecia que, en 1974, estableció un esquema de licencia parental compartida, la cual permitía a los padres compartir 6 meses de licencia entre ambos: 3 meses para la madre y 3 meses pare el padre.

En México, 38 años después (en 2012) se brindó a los hombres una licencia de paternidad de únicamente cinco días.

Conoce algunos países que han implementado leyes generosas y flexibles que permiten a los padres asumir un papel más activo en la crianza desde los primeros meses de vida de sus hijos.

Suecia:

En la actualidad los padres tienen derecho a un total de 480 días de licencia, de los cuales al menos 90 días están reservados exclusivamente para el padre y para la madre el resto de los días que pueden ocupar en distintos momentos de los primeros años de vida de sus hijos. Esta política está diseñada para incentivar la participación de los hombres en el cuidado de los hijos.

Noruega:

Ofrece a los padres hasta 15 semanas de licencia por paternidad remunerada al 100% del salario. Esta política ha demostrado ser eficaz para reducir la desigualdad de género y fomentar una crianza compartida.

Islandia:

Los padres tienen derecho a 6 meses de licencia, de los cuales 3 son exclusivamente para el padre, sin posibilidad de transferirlos a la madre. Este enfoque fomenta una participación equitativa en la crianza.

Los países con peores licencias de paternidad suelen ser aquellos que ofrecen poco o ningún tiempo remunerado para que los padres puedan cuidar de sus hijos recién nacidos.

Estados Unidos:

Su Ley de Licencia Médica y Familiar (FMLA) permite hasta 12 semanas de licencia pero son no remuneradas, por ello un número importante de varones no pueden permitirse tomar ese tiempo sin recibir un salario. En general, los empleadores dan 5 días remunerados.

México:

La ley Federal del Trabajo indica que los varones pueden tener 5 días de licencia de paternidad cuando tienen un recién nacido en casa.

Chile:

También brinda a los padres únicamente 5 días en caso de nacimiento de un hijo, los tiene que tomar consecutivos y dentro del primer mes desde la fecha de nacimiento de su crío.

Maricela Fonseca Analco, psicóloga y orientadora familiar explica que:

El ejercicio de la paternidad es esencial no sólo para el bienestar integral de los hijos, sino también de los padres. Por ello, los varones deberán buscar la manera de solicitar sus vacaciones y pedir permisos para estar junto a su familia

Estos son algunos de los beneficios para los niños frente al ejercicio de la paternidad responsable:

• Fortalecimiento del vínculo emocional.
• Apego seguro.
• Autoestima positiva.
• Incremento en la sensación de seguridad y calma.
• Desarrollo emocional sano.
• Incremento en habilidades motrices y de aprendizaje.
• Impulso y fortalecimiento en actitudes igualitarias en términos de género, entre otro.

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Guadalupe Camacho