martes, 15 de octubre de 2024

Las diferentes caras de la sobreprotección y su confusión con el amor

¿Alguna vez te has sentido culpable por la forma en que corregiste a alguno de tus hijos? Pero en otras ¿sientes que ya te tomaron la medida y te están manipulando a su antojo? Este tema se relaciona con los límites que estableces y cómo lo haces, se trata de las diferentes caras de la sobreprotección que a veces se confunden con amor.

Sobreprotección VS amor

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Una persona que crece sin contrastar sus deseos con la realidad, la pasará mal en el aspecto social o en sus relaciones interpersonales que requieren establecer límites personales en función de los límites y necesidades de los demás.

Si aplicamos la sobreprotección, podemos estar fomentando adultos narcisistas, incapaces de socializar apropiadamente debido a que no consideran a los demás, sólo a sí mismos. No podrán relacionarse y amar, sino sólo utilizar, convertir en “cosas” u “objetos” a las personas.

Los niños insisten quejumbrosamente un promedio de 9 veces antes de lograr que sus padres se rindan o accedan a sus peticiones.  Sobreproteger a los hijos es darles demasiado de lo que aparentemente es bueno, demasiado pronto y por demasiado tiempo. Es darles cosas o experiencias que no son apropiadas para su edad.

La sobreprotección es una forma de maltrato infantil, ya que obstaculiza el desempeño de tareas de desarrollo que necesita realizar y de las lecciones de aprendizaje que necesita experimentar por sí mismo(a).

“Cualquier ayuda innecesaria es un obstáculo para el desarrollo. Ayúdame a hacerlo por mi mismo”. María Montessori

Siete riesgos de la sobreprotección:

  1. Problemas para retrasar la gratificación. Intolerancia a la frustración.
  2. Problemas para dejar de intentar ser el centro de atención permanentemente. [Tendencia a desarrollar una personalidad narcisista]
  3. Inutilidad aprendida. Incompetencia en habilidades de vida diaria, de auto-cuidado y en sus relaciones interpersonales.
  4. Problemas para tomar responsabilidades en general.
  5. Problemas para desarrollar un sentido realista de identidad y de valía personal. [Confusión entre auto-estima y soberbia]
  6. Falta de moderación o templanza. No saber cuándo parar o detenerse.
  7. Problemas de ubicación en el mundo real y sus problemáticas.

Las 3 caras de la sobreprotección:

  • Dar demasiado – Criar en exceso – Estructura débil o nula
  • Dar demasiado: Sucede cuando no se aplica ni se utiliza el concepto “es suficiente”
  • Demasiado significa en exceso. Abundancia a tal grado que no se aprecia ni se disfruta lo que se tiene.
  • Tiempo, atención, dinero, juguetes, privilegios, objetos, dispositivos, permisos, etcétera.
  • Criar en exceso: Hacer cosas por los hijos que ellos ya deberían hacer por sí mismos o dar demasiada atención.
  • Permitirles pensar sólo en sí mismo y no considerar a los demás al tomar decisiones.

“El arte de ser padres significa dejar de ser indispensables lo antes posible”. Norma Alonso

  • Estructura débil o nula
  • No tener reglas o no insistir para que se cumplan.
  • No tener orden, horarios de actividades, ni tareas domésticas ni de auto-cuidado o escudar a los hijos de las consecuencias negativas de su conducta y no fomentar el aprendizaje de habilidades para la vida.
  • No hacer conscientes a los hijos del impacto de sus acciones sobre la familia, los demás y la sociedad.
El delicado equilibrio entre dos factores esenciales para el desarrollo de la personalidad:
  • Pertenencia – Autonomía
  • Límites rígidos [Familia aglutinada]
  • Exaltado sentido de pertenencia a costa de la autonomía.
  • Límites difusos [Familia desligada]
  • Abandono a su suerte, sin sentido de pertenencia.
  • Límites claros [Familia funcional]
  • Responsabilidades definidas y comunicación clara. Equilibrio entre Pertenencia y Autonomía.
Cuatro preguntas para detectar la sobreprotección inconsciente: Si hago, permito o fomento una determinada conducta, consumo o actitud:

A. ¿Retraso o impido el desarrollo de cualesquiera habilidades que debería obtener de acuerdo con su edad?
B. ¿Consume excesivamente cualquier recurso familiar?
C. ¿Produce daños a sí mismo(a) o a terceros (personas, animales, cosas)?
D. ¿Estoy cubriendo mis necesidades de imagen, estatus, emocionales? (no las de él o ella)

Recomendaciones:

Si ya identificaste que estás aplicando la sobreprotección, restringe tu buena intención y dirígela para fomentar las necesidades de desarrollo de tus hijos. Expande tu capacidad de cuidado por los demás, involúcrate en actividades de altruismo voluntario o consíguete una mascota.

Continúa ayudando a tus hijos y fomenta que ellos también colaboren y ayuden en la casa. Obtén apoyo terapéutico para cambiar, si tu necesidad de ayudar es un hábito (o compulsión) de larga duración.

“No puedes proteger a los niños de la vida, porque si lo haces ellos no aprenderán a vivirla”. Delphine Bowers

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Vidal Schmill

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