Cuando nos convertimos en padres es muy importante “prepararnos” para el viaje que supone ser mamá o ser papá, así como cuando vamos a empezar un nuevo proyecto, a cambiar de trabajo, o para mejorar nuestro emprendimiento; etc. Importa que nos preparemos para lograr una versión favorable de nuestra parentalidad para nuestros hijos. Y, ¡Ojo aquí!, ser mamá o papá es un trabajo en proceso del que nunca lo sabemos todo y que tiene y tendrá grandes lecciones en el camino…
Muchos de nosotros (padres) somos muy dados a buscar las respuestas a todas nuestras dudas afuera: cursos, talleres, libros expertos y TODO ESO SIRVE; nos aporta información, actualización de datos, resultados de temas que se han estudiado, tendencias nuevas que nos pueden sumar en la crianza, puntos de vista y reafirmar lo que hacemos y darnos apoyo para cambiar el rumbo.
Los últimos dos años nos han puesto retos distintos que se han sumado a nuestra responsabilidad de ser padres: trabajo en casa, algunos también escuela en casa, confinamientos parciales o totales, quizá cambiar o adaptar de espacio para vivir, tener definitivamente mas tiempo a los críos en casa, tal vez cuidar de nuestros adultos mayores por más tiempo o más de cerca; embarazos y nacimientos en pandemia, cumpleaños, graduaciones, bodas, separaciones… y además de todo pues seguir con nuestra vida adulta.
El tema es que en momentos de crisis podemos llegar a dudar de lo que sí sabemos; si acaso lo que hacemos o decidimos hacer respecto a nuestra familia e hijos es lo correcto o no; si podemos o debemos cambiar en algún aspecto; o si de plano lo estamos haciendo todo mal… y otra vez; acudimos a lo externo para validar nuestro sentir o nuestro hacer. Lo que quiero compartir en esta nota, es que NO olvidemos que como mamá y como papá, tenemos un sabiduría propia sobre nuestros hijos, su ser y sus necesidades; sabemos muchas mas cosas de las que creemos saber; muchas de las respuestas que buscamos las tenemos y a veces solo requerimos confirmar.
La maternidad y la paternidad son una experiencia de vida absoluta y sin afirmar que hay reglas para ejercerla; estas sugerencias podrían servirte:
- Quizá no eres experta en niños o en bebés, o experto; pero sí lo eres en tus hijos, nadie los conoce mejor que tú mamá o papá. No lo dudes.
- Las corazonadas o la intuición si existen. Si “sentimos que algo no está bien” o que “algo pasó” o que “algo tiene”, intuimos desde nuestro instinto mamífero que no se apaga por ser personas, son nuestras crías y lo mas primal de nuestro cerebro identifica que hay algo a lo cual poner atención. No te distraigas.
- Lo que te sirve en tu crianza, te sirve. No tenemos que hacer las cosas igual que nadie mas: ni tu mamá, ni tu amiga, ni tu hermana, como nadie. Tu eres tu y cada familia es un mundo, confía en que si te funciona está bien.
- Si tus hijos están saludables, sonríen, platican, juegan, preguntan, gritan, lloran, comen, tiran juguetes etc., están bien y lo estás haciendo bien. Las casas impecables son poco reales.
- Puedes estar en constante aprendizaje y prepararte para ser mejor mamá o papá, eso no significa que lo que ya hagas esté mal, o que solo cambiando 360° estarás bien. Toma lo mejor y adáptalo como te funciones.
- Se vale cambiar de “estilo” o de ideas al criar, porque el tiempo pasa, porque los hijos crecen, porque cada hijo es diferente, porque nosotros los padres evolucionamos y maduramos, etc. Se vale cambiar de opinión, fluye con lo que necesites cambiar.
- No le debes explicaciones de tu crianza a nadie. Si decides que la escuela al nacer o al cumplir 7 años, si decides lactancia o no; si decides que duerman contigo o no; que si vayan a clases presenciales o no. Tu familia, tu crianza.
- Cada hijo es diferente y nosotras necesitamos ser una madre diferente para cada uno de nuestros hijos. No los compares pero tampoco los encierres en un molde. Estar abiertos a observar quiénes son nuestros hijos es un regalo.
- La comunicación por encima de la norma. Queremos familias conectadas, no rotas. La disciplina y los límites siempre serán necesarias pero agrégalos desde el amor y no desde la autoridad. Escucha, observa, abraza, haz una pausa, besa y sé flexible. Un niño abrazado y escuchado no será un adulto roto.
- Todos estamos haciendo lo mejor que podemos con lo que tenemos. Los peores momentos de la crianza pueden convertirse en grandes oportunidades de transformación para nosotros padres y para nuestros hijos. No te estaciones en los errores, te vas a equivocar muchas veces, ni modo; avanza, aprende y a lo que sigue.
Sabes mas de lo que crees y se vale cambiar de opinión, al final el objetivo es criar personas sanas física y emocionalmente, funcionales y que sientan certeza y plenitud de ser quienes son. Es verdad que los niños no nacen con un instructivo, y también que nadie nos enseñó a ser padres, pero cada día tenemos mas herramientas para hacerlo mejor, y lo básico, nos fue conferido por naturaleza.
Un abrazo, Karla mamá de cuatro
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Karla Lara
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