¿Te has preguntado por qué nuestros hijos se quedan fascinados e hipnotizados por horas en las pantallas del smartphone, tablets y videojuegos? ¿Qué es lo que pasa en sus cerebros? Esto es lo que dice la neurociencia y la adicción a las pantallas en los niños.
¿Tu hijo sufre de adicción a las pantallas?
Es increíble cómo, cuando estamos en un restaurante o simplemente queremos tenerlos quietos, al darle este tipos de pantallas se quedan horas en silencio, no molestan y nosotros descansamos. Sabemos ahora que quizá no es lo mejor pero ¿cómo nos resistimos a la tranquilidad que la pantalla le brinda a nuestros hijos pero sobre todo a nosotros?
Los neurocientíficos y las asociaciones pediátricas realizan, desde hace algunos años, estudios acerca del uso y adicción a las pantallas, por parte de los críos. Han obtenido algunos resultados de los cuales todas las madres y padres tendríamos que estar informados.
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Estos estudios arrojan que este tipo de instrumentos digitales son altamente adictivos porque el cerebro recibe recompensa inmediata al estar interactuado con una pantalla lo que produce una cantidad importante de dopamina en el cerebro.
Los niños nacen con un cerebro prácticamente en blanco y aumenta enormemente en los primeros años de vida, tan sólo en el primero duplica su peso. Si el niño tiene mucha interactuación con este tipo de tecnologías y no con la realidad en la que vive, entonces la realidad se vuelve aburrida, es ahí cuando se crea la adicción a las pantallas.
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El cerebro evolucionó a lo largo de miles de años y se fue adaptando a las realidades que iba experimentando, sin embargo, las pantallas con las que se interactúa constante provocan una experiencia que parece real pero es totalmente una realidad virtual que puede afectar el desarrollo sano del cerebro del niño.
La televisión tiene un efecto muy diferente porque la pantalla de la TV no interactúa digitalmente. El niño es un simple receptor, es una actividad pasiva. Interactuar con una en los primeros años de vida tiene impacto en el desarrollo y la manera en cómo aprende el cerebro.
La avalancha de mensajes genera una actitud de embotamiento ante estímulos novedosos, frecuentes e intermitentes y todo al alcance de la interacción del dedo con la pantalla.
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¿Y cuáles son los efectos por exponerse durante mucho tiempo y crear adicción a las pantallas? Falta de atención y concentración en una sola cosa, disminución del vocabulario, impulsividad, berrinches desproporcionados, pero sobre todo la incapacidad de establecer y desarrollar relaciones sociales. Es decir se apartan casi por completo de las interacciones familiares o con amistades.
Es importante subrayar que ningún estudio apoya hoy la introducción de las tecnologías en la infancia. Algunas de las recomendaciones que nos hace la Asociación Pediátrica Canadiense son las siguientes:
- Ningún tipo de pantalla digital a niños menores de dos años.
- Menos de una hora al día para niños de entre 2 y 5 años (pero si puede evitar mejor).
- Nada de pantallas una hora antes de ir a la cama.
- Nada de consumo de pantallas en preescolar.
- Dar prioridad a contenidos educativos y adaptados a la edad de cada niño.
- Adoptar estrategias educativas para la autorregulación, la calma y el establecimiento de limites.
- Tener un plan (no improvisar) para el uso de pantallas en el hogar.
- Recordar que demasiado tiempo perdido en las pantallas deriva en oportunidades perdidas de aprendizaje.
- Sustituir el tiempo de pantallas por actividades lúdicas, como la lectura, el juego exterior, las actividades creativas.
- Apagar los dispositivos en casa durante los momentos de familia (esto incluye a papá y mamá).
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Redacción bbmundo
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