martes, 6 de abril de 2021

El autismo y el dióxido de cloro: la mentira alrededor de una posible cura

No tengo familiares que tengan alguna condición relacionada con el espectro del autismo, pero soy mamá de cuatro y me parece una responsabilidad enorme alzar la voz para evitar caer en falsas informaciones respecto a la relación que están haciendo entre el autismo y el dióxido de cloro.

La relación del autismo y el dióxido de cloro

Los padres haríamos lo que fuera para mejorar la vida de nuestros hijos y más si se trata de su salud, pero hay muchas cosas que poner sobre la mesa antes de creer que esta afirmación es literal. Empecemos por entender que el autismo no es una enfermedad, es una condición de vida que afecta la interacción social, la comunicación, el lenguaje y la integración social de las personas que la tienen. Se manifiesta en maneras diferentes de interpretar el mundo, y tiene diversas manifestaciones que se engloban en el llamado Trastorno del Espectro Autista (TEA).

Documentándome sobre el tema encontré algunos datos que me parecieron muy relevantes de compartir, sobre qué NO es el autismo:

-NO es una enfermedad
-NO es la consecuencia de un bloqueo afectivo debido a una educación inadecuada
-NO responde a un trauma por un susto o por falta de atención
-NO es algo raro o poco frecuente
NO es contagioso
-NO es siempre sinónimo de altas capacidades intelectuales
-NO es una incapacidad total para mostrar afecto o relacionarse con otros
NO es un trastorno infantil
-NO es un comportamiento electivo para “aislarse” voluntariamente de otros
-NO es un trastorno que impide aprender

Hay mucho que saber alrededor del tema, pero algo que me parece urgente es desmentir la relación del autismo y el dióxido de cloro como una posible “cura”. El autismo o cualquier otro padecimiento como el COVID, ni uno, ni otro y en todo caso y para cualquier persona es una sustancia tóxica que puede provocar envenenamiento y causar la muerte, también se le conoce como clorito de sodio.

En las redes sociales es fácil encontrarnos con mensajes que prometen beneficios inexistentes y es tanta la necesidad de algunas familias para mejorar la calidad de vida de sus seres queridos, que caer en la trampa es relativamente sencillo.

Por favor, no caigas, el autismo y el dióxido de cloro, así como otras sustancias químicas que se venden de manera clandestina, no están reguladas y no son medicamentos; sus consecuencias pueden ser altamente peligrosas que van desde vómitos, diarrea, dificultad respiratoria e incluso desmayos, y a más largo plazo, pueden desde erosionar los dientes, hasta dañar corazón, riñón, pulmones, intestino, sangre e hígado de forma irreversible.

No hay cura milagrosa, el autismo no es una enfermedad, es una condición y no es curable al día de hoy ni con medicamentos, divulgar lo contrario es una falsedad y una irresponsabilidad que puede envenenar a un hijo y poner en riesgo su vida. No hay ninguna investigación seria y ética que corrobore que sea posible que el dióxido de cloro sirva para curar ninguna enfermedad, los expertos de bbmundo lo han confirmado también en muchos consultorios, entrevistas y artículos.

Las cosas por su nombre y los productos químicos que se usan para desinfectar o blanquear no son aptos para el consumo humano. Se trata de químicos que se utilizan para esterilizar hospitales, para desinfección de torres de refrigeración, para tratamiento de aguas potables. El propio término “esterilización” implica matarlo todo.

El TEA es un desorden neurológico que compromete diferentes aspectos del desarrollo. Los niños presentan limitación en el área de comunicación social y presencia de intereses y comportamientos restringidos y repetitivos, entre otras señales, pero ingerir esta sustancia química no es definitivamente una opción pues es altamente tóxica. Así que olvidemos la idea de que el autismo y el dióxido de cloro van de la mano.

Todos queremos niños sanos, felices, funcionales en todo sentido, cualquier tema que ponga en riesgo lo anterior nos pesa como padres, pero las soluciones no siempre son reales. Tratándose de la vida de nuestros hijos tenemos que asegurarnos de la fuente que comparte la información, a quién le damos nuestro voto de confianza como para poner en riesgo la vida de nuestros hijos. Solo los profesionales de la salud, expertos en TEA tienen el conocimiento y la experiencia documentada para dar un diagnóstico o una recomendación.

No caigamos en falsas opciones, hay personas serias, comprometidas, dedicadas a ayudar y a apoyar a las familias en su andar con esta y otras condiciones. No caigamos en la pandemia de la ignorancia, nuestros hijos son nuestro mundo y todos queremos un mundo sano y seguro, en este caso es la falsa idea de que el dióxido de cloro es una cura (que no lo es), pero seamos objetivos, cuando un “coach” sin mayor referencia nos promete curarnos con buena vibra, con energía, con “ganas”, usemos el sentido común, por desesperados que estemos, apostemos por quienes han estudiado, por quienes han llevado su tiempo al conocimiento, a la verdadera investigación con un genuino interés en la salud humana.

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Karla Lara

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