lunes, 27 de noviembre de 2017

¿Por qué dejar que tu bebé llore?

Llorar, ese acto tan íntimo que puede llegar en los momentos más razonables o en los más inesperados. Algunas veces sabemos que el llanto inevitablemente irrumpirá cuando la situación que nos rodea lo amerita, y otras veces, sin siquiera anticiparlo, las lágrimas brotan empujadas por algún recuerdo o sensación que dormitaba desde tiempo atrás en nosotros.

Desde niños nos inculcan la idea de que llorar es señal de debilidad o falta de coraje, sobre todo en los hombres, o muestra de histeria o drama en las mujeres. Nada más equivocado. Llorar no es signo de debilidad o descontrol bajo ningún concepto.

A través de la historia de nuestra cultura, podemos encontrar que los nahuas tenían fuertes creencias y rituales en torno al llanto. Por ejemplo, en ciertas ceremonias, llorar era considerado muestra de humildad y adoración hacia los dioses; también el llanto podía pronosticar buenas lluvias que favorecerían las cosechas o demostrar que la persona que lloraba en rituales específicos se purificaba y poseía una gran fuerza ética.

Llorar es necesario porque, ante todo, es una liberación de energía. Los eventos fuertes o conmovedores que suceden alrededor se acumulan en nuestra sensibilidad y muchas veces no pueden salir de inmediato; por eso es importante permitirle a esa válvula de escape que es el llanto que haga lo necesario: dejar salir la acumulación de emociones, muchas veces dolorosas o negativas.

Llorar es un lenguaje; si nosotros usamos las palabras, el llanto es una forma en la que nuestro cuerpo también se comunica con nosotros y nos dice que algo no está bien o que algo duele y necesita urgentemente salir. Lo que no se llora se acumula y puede causar daño a la larga. Estudios científicos han comprobado que las emociones negativas no expresadas son fuente de estrés y ansiedad y eso ocasiona bajas en el sistema inmunológico, que es el que nos protege de enfermedades y agentes externos.

Hay personas que, por ejemplo, realizan una especie de ritual al poner una canción que toque sus fibras más sensibles para llorar en la privacidad de la habitación como un acto de liberación y purificación de lo que no ha podido salir por sí mismo. Este acto permite conectar con la parte vulnerable y poco escuchada de nosotros, la parte que duele, la nostalgia o la herida. Llorar para sanar. 

Incluso, llorar también resulta placentero por el hecho de liberar la presión, como cuando recibimos masaje en los músculos tensos después de un fuerte ejercicio. Al terminar de llorar, los problemas se presentan propensos al análisis consciente y es mucho más fácil encontrar la tranquilidad porque la niebla mental se disipa.

Realmente se ha escrito poco acerca del llanto, pero si también te interesa conocer algo de su lado poético, te invitamos a que busques el poema “Llorar a lágrima viva” del poeta argentino Oliverio Girondo, quien aporta una nueva visión sobre este acto tan inevitable y conmovedor.

Harmonía.la

No hay comentarios.:

Publicar un comentario