miércoles, 13 de noviembre de 2019

Adhara, la niña mexicana con un IQ superior a Einstein y Hawking y padece Síndrome de Asperger

Recientemente  se dio a conocer la historia de Adhara, la niña mexicana con un IQ superior a Einstein y Hawking, que podría ser la próxima astronauta que ponga en alto a México. Esta es su historia…

La historia de la niña mexicana con un IQ superior a Einstein y Hawking

Ella es Adhara Pérez, quien a los 8 años ya se encuentra estudiando dos carreras universitarias en línea: Ingeniería Industrial en Matemáticas en UNITEC, e Ingeniería en Sistemas por la Universidad CNCI Virtual; sin embargo para llegar aquí, esta niña ha pasado un camino difícil.

Su mamá, Nallely Sánchez, declaró ante Infobae México que a los 3 años, Adhara fue diagnosticada con síndrome de Asperger, lo que la llevó a vivir momentos complicados en el kinder, donde sus compañeros la molestaban y la acusaban de rara, al tener problemas para socializar. Situación común en personas con este síndrome.

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Notaba ciertos comportamientos inapropiados como jugar con los bloques y ponía todo en hilera. Comía en la periquera y siempre se mecía, y podía pasar así horas y horas, declaró Nallely.

En la escuela, las maestras le indicaban a Nallely que con suerte su hija tendría un oficio. Incluso la aislaban o suspendían porque no lograba integrarse o se dormía en clase y en ocasiones no entregaba las tareas. Sin embargo, su mamá notaba algo raro porque en casa mostraba que desde una corta edad se sabía la tabla periódica de memoria y lograba hacer cálculos matemáticos sumamente difíciles.

Su madre, quien es licenciada en Psicología, decidió llevar a su hija, por recomendación de una psiquiatra,  al Centro de Atención al Talento (CEDAT), donde le informaron que era una niña mexicana con un IQ superior a Einstein y Hawking, alcanzando un puntaje de 162, dos más que los anteriores.

Además: Características del Asperger

Ese día cambió la vida de Adhara, pues su madre en vez de darse por vencida, investigó y descubrió que algunos famosos también padecen este síndrome como: Steven Spielberg, Bill Gates, lo que le llevó a impulsarla para seguir estudiando en casa y presentar exámenes para aprobar rápidamente primaria, a los 5 años; secundaria, a los 6 y medio; así como el bachillerato después de los 7.

Hoy en día esta niña que vive en la alcaldía Tláhuac, además de estudiar ambas carreras, espera aplicar a  la NASA y viajar a Marte, por lo que está decidida a ingresar a la Universidad de Arizona. Mientras tanto se encuentra estudiando inglés y una profesora de la UNAM le enseña cálculo y matemáticas, en la casa de  la niña mexicana con un IQ superior a Einstein y Hawking.

Conoce: ¿Cómo es la integración escolar del niño con autismo?

El verdadero reto al que se enfrenta esta cría, es al económico, pues su madre comenta que “lo que se me hace más difícil es que ella está aferrada a que quiere ser astronauta, y que quiere irse allá, a EEUU. Y tenemos que echarle ganas a la economía para que no se frustre”, explica. “Lo que hace falta para que cumpla su sueño es tener la economía para viajar a allí”.

Sin embargo, contra todo lo que se vuelva un obstáculo, Nallely luchará para que su hija cumpla sus sueños y pueda convertirse en lo que desea, una astronauta.

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Cabe mencionar que la niña mexicana con un IQ superior a Einstein y Hawking, fue elegida dentro de la lista de las 100 mujeres más poderosas de México 2019, por la revista Forbes, donde se lee…

“Con siete años, Adhara podría convertirse, en agosto, en una de las alumnas más jóvenes de la Universidad de Arizona, donde fue invitada para estudiar Astrofísica. La pequeña nació con autismo y tiene un coeficiente intelectual de 150 puntos. Con ayuda de sus padres, pudo estudiar en casa, donde concluyó primaria y secundaria en un par de años y, actualmente, se prepara para acreditar el bachillerato con un examen único”.

Artículo original: infobae.com
Foto de portada:  Juan Vicente Manrique/Infobae

¿Cuál es la posición ideal para parir?

La posición más adecuada para parir en México, y en el resto del mundo, es de forma vertical puesto que la gravedad hace “su trabajo” y el bebé puede salir con mayor facilidad sin tanto dolor. Además, la mujer tiene mayor control de su cuerpo, puesto que puede caminar, sentarse o estar en cuclillas con lo cual es mucho más fácil la apertura del canal vaginal y la pelvis sufre menos.

Sin embargo, desde que el rey francés Luis XIV solicitó que todas las mujeres parieran acostadas —para que él pudiera ver los partos— esta posición se convirtió en la ideal y más cómoda para los médicos, pero más dolorosa para mamá y bebé.

Conoce las diferentes posiciones para parir

 

De acuerdo con la partera Silvia Chantal Ramos, licenciada en enfermería y obstetricia, no existe una posición ideal, ya que todas las mujeres son únicas y es su cuerpo el que les va dando la pauta a seguir.

“Algunas mujeres se sienten muy bien caminando o dentro de la tina de partos, por eso es importante que ella sea quien tome las riendas de ese momento, junto con el apoyo de su médico, una dolula y su pareja”, precisa la experta.

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  • En cuclillas

La mujer puede estar parada y tomar la posición de cuclillas con las piernas abiertas para que la pelvis dé mayor espacio para la salida del bebé. “Los centímetros que se ganan con esta posición son ideales en el momento de apertura y, con ellos, se evita el dolor intenso, el desgarre y el daño al recién nacido”, afirma Ramos.

Además, la mujer necesita el apoyo de la gravedad y al tener los pies bien “plantados” en el suelo, ella tiene mayor equilibrio, fuerza y seguridad. Esta posición se ha utiliza en muchas cultura de forma ancestral.

  • En cuatro puntos

Algunas otras mujeres después de estar en cuclillas se colocan en cuatro puntos, o bien van directo a los cuatro puntos (con las rodillas y las palmas tocando el suelo). Esta posición se puede hacer sobre la cama o dentro de una tina de parto; y con ella la mujer puede controlar la salida de su hijo mucho mejor que estando acostada.

“Las superficies duras genera que la expulsión sea más tardada, dolorosa e incluso conllevan a que el bebé simplemente no salga, puesto que no “siente” para dónde tiene que ir, pues la gravedad estando acostada no se percibe”, expone la entrevistada.

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  • En la silla de parto

Cada día más centros hospitalarios en el mundo ofrecen la silla de parto, un mueble que permite a la mujer sentarse con las piernas muy abiertas y tocar el suelo o una superficie dura, puede pararse, moverse o sostenerse y adoptar la posición que más le ayude para el momento.

“La silla tiene agarraderas para sostenerse, subir y bajar y cambiar la posición las veces que la mujer quiera. Además, el médico o partera, y doula puede estar presentes así como la pareja para que le den ánimo y cariño a la mujer”, indica Ramos.

  • Tina de partos

La tina de partos tiene agua cálida que reduce el dolor por las contracciones, es un analgésico natural, que además permite el libre movimiento de la madre que puede sentarse, acostarse y flotar boca arriba o boca abajo, de lado o colocar un banco; estará en la posición que ella necesite y el tiempo que ella requiera.

“En la tina la mujer también puede estar acompañada y la presencia de alguien más —de su entera confianza— le ayudará a liberar la oxitocina, conocida como la hormona de la felicidad. El acompañamiento es esencial para este momento, puesto que estar sola, en una sala fría y sin que nadie te dirija la palabra suele estresar a al mujer y esa tensión emocional no permitirá un parto adecuado”, lamenta la experta en enfermería y ginecología humanizada.

¿Ya tienes tu plan de parto?

La entrevistada recomienda que preguntes a tu proveedor de servicios de salud lo que te ofrece en el momento del parto. “Si te permite elegir caminar, sentarte o brindarte una tina de agua cálida, incluso si te es posible comer bocadillos de frutas frescas o hidratarte, porque algunos servicios ya lo ofrecen, otros siguen siendo muy tradicionales, e incluso violentos con las mujeres que suelen estar solas, desnudas (solo con una bata) y sin alimento”, puntualiza Ramos.

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Además, antes de seleccionar a tu proveedor de servicios de salud, realiza —junto con tu pareja o un familiar cercano— tu plan de parto, el cual deberá responder a las siguientes preguntas:

  • ¿Cómo quiero mi parto?
  • ¿Dónde quiero mi parto?
  • ¿Quién estará presente en mi parto?
  • ¿Qué espero de mi parto?
  • ¿Quiero estar acostada o en parto vertical?
  • ¿Quiero estar en casa o en un hospital?
  • ¿Puedo o no hidratarme durante mi parto?
  • ¿Qué pasa si me ofrecen una cesárea?
  • ¿Puedo rechazar la cesárea?
  • ¿Cuánto dura un parto?

Pregunta todo lo que se te vaya ocurriendo y resuelve tus preguntas de la mano con tu proveedor de salud y tu pareja.

No a la violencia obstétrica

Se olvida que el embarazo, el parto y el postparto son momentos vitales en la vida de las mujeres y, por supuesto, del recién nacido. Por eso, deben tratarla a ella y su hijo con lo mejor que hay y no violentarlos. “Hoy en día ya puede pasar la pareja a la sala de partos en los hospitales públicos y con ello se evita que la mujer este sola, vulnerable y agredida verbal, física o emocionalmente. No las dejen solas”, recomienda Silvia Chantal Ramos.

lunes, 11 de noviembre de 2019

El Síndrome de los Abuelos Esclavos

La estructura familiar tradicional a la que estábamos acostumbrados, ha cambiado mucho en los últimos años. Hay un incremento en el número de padres solteros; cada vez es mayor el número de mujeres que se desarrollan profesionalmente y no únicamente como madres. Además es frecuente que los jóvenes acudan a sus propios padres para que les apoyen con el cuidado de sus hijos; llevándolos, en muchas ocasiones, a padecer el Síndrome de los Abuelos Esclavos.

¿Tus papás sufren del Síndrome de los Abuelos Esclavos?

En México, desde hace muchos años es frecuente que los hijos se casen o se junten para formar una pareja y se queden a vivir en casa de los padres; con la llegada de los nietos, los ahora abuelos se convierten en el principal apoyo para el cuidado de los nietos… de uno o varios de sus hijos.

Lo que sí es nuevo es lo que muchos han empezado a llamar el “Síndrome de los Abuelos Esclavos”; es decir, cuando los abuelos que cuidan a sus nietos, descuidan su propia salud e incluso se enfrenten a situaciones de excesiva carga y responsabilidad. Este exceso de carga da lugar a problemas de estrés y sobrecarga emocional.

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Los abuelos asumen demasiadas responsabilidades para apoyar a sus hijos, cuidando a uno o varios nietos; incluso cuidando a sus propios padres, ya muy mayores. El precio es muy alto para los abuelos. No podemos olvidar que, muchas veces, ellos ya son adultos mayores que querrían disfrutar de su retiro, de su bien ganado derecho a pasar algo de tiempo libre desarrollando sus propios intereses, que pospusieron por cuidar a sus hijos. O simplemente descansando.

Cuando se les pregunta, muchos de ellos expresan sentirse cansados, presionados y estresados. Muchos reconocen que quisieran  cambiar las cosas, pero no saben decir que no; saben que sus hijos necesitan el apoyo y prefieren padecer el Síndrome de los Abuelos Esclavos con tal de convivir con sus hijos y nietos.

Tienen miedo a que se les malinterprete o a que los hijos, molestos porque ya no les ayuden, los dejen de ver o no les dejen ver a los nietos. De manera que, la pregunta natural es, ¿quién se preocupa de los abuelos?

Además: El verdadero papel de los abuelos en la vida de tus hijos

En muchos casos la triste respuesta es que nadie. Ellos lo dan todo por los demás y, con enorme frecuencia, reciben poco agradecimiento, muchas exigencias y ningún tipo de apoyo, incluso económico. Como los hijos llevan una vida muy ajetreada, pasan corriendo todo el día y no tienen tiempo de detenerse a pensar en que sus padres ya son mayores, que muchas veces necesitan ayuda, que fuera de dedicarse a cuidar a los nietos están muy solos y que desean desesperadamente el afecto de sus hijos.

Si te encuentras en esta situación, ya sea como quien recibe el apoyo o quien lo da, ¿qué puedes hacer para resolverla? Creo que la respuesta está en abrir las puertas a la comunicación. Cada uno de los adultos involucrados debe ser responsable de sí mismo: si tú como “abuelo esclavo” te estás dando cuenta que te la estás pasando mal, no puedes esperar a que los otros se percaten de ello solitos, debes hablarlo.

Si eres víctima del Síndrome de los Abuelos Esclavos, tampoco es deseable que sigas acumulando más cansancio del que puedes manejar, tal vez dolores en el cuerpo derivados del mismo cansancio o de cargar a los niños (lo que te genera, por ejemplo, dolor de espalda).

Conoce: ¿Qué hacer cuando la que manda es la abuela?

Empieza por reconocer lo que te está sucediendo, evita que se acumule por más tiempo y busca un buen momento para hablar con tus hijos. Hazles saber cómo te sientes y juntos busquen un equilibrio que, para cada familia, puede ser diferente.

En algunos casos los padres podrán buscar alguien que pueda apoyar el trabajo de los abuelos; por ejemplo, contratar los servicios de una nana que vaya algunas veces por semana para cuidar a los niños puede aliviar el trabajo de los abuelos, pero la supervisión de los abuelos podrá dar a los padres la tranquilidad de que los niños están en un ambiente seguro.

Otra situación que ocurre con frecuencia es que, por estar ayudando a sus hijos, los abuelos no tienen ninguna fuente de ingresos económicos. Y claro, para algunas personas puede sonar chocante y desagradable el pensar en dar una compensación económica a los abuelos, a cambio del apoyo que están dando ellos para cuidar a los hijos. Pero recuerden que, para hacerlo, ellos están renunciando a la posibilidad de tener alguna otra fuente de ingresos.

Por otro lado: Beneficios de la convivencia entre abuelos y nietos

Si sufres del Síndrome de los Abuelos Esclavos, recuerda que no puedes olvidarte de ti mismo; para poder ayudar a los demás, debes comenzar por estar bien tú. Como bien dice el mensaje de seguridad en los aviones: “En caso de una emergencia, coloca primero la máscara de oxígeno sobre tu propia nariz”.

Si eres un joven padre que recibe apoyo de tus padres para el cuidado de tus hijos, recuerda cuidar también de tus padres. Todos quisiéramos que nuestros padres fueran eternos, muchos funcionan como si lo fueran y ellos responden a esta creencia, a esta necesidad. Pero la realidad es que necesitan de nuestro amor y de nuestro cuidado no sólo para poder seguir cumpliendo con estas funciones que ahora tienen asignadas, sino porque ellos también merecen una vida saludable.

Ficha Nancy

Conoce los tipos de niños melindrosos

La mayoría de los niños son quisquillosos cuando ven en su plato un nuevo alimento. ¿Qué es eso mamá? preguntan, o simplemente los sacan de su plato y dicen que no, que eso no les gusta y ¡ni siquiera lo han probado!

Sin embargo, al paso del tiempo y al observar que sus padres, hermanos u otros familiares lo comen, ellos paulatinamente se lo llevarán a la boca. Algunos, incluso, se comerán los nuevos alimentos sin ser melindrosos.

No obstante, hay niños que no, que simplemente no quieren ingerir “algo” nuevo y comen siempre lo mismo, incluso desayunan y cenan los mismos platillos. A ellos se les conoce como picky eaters.

De acuerdo con el estudio ¿Cómo se relacionan los problemas de alimentación de los niños con sus preferencias alimentarias y su crecimiento? realizado por los investigadores Wright, Parkinson, Shipton y Drewett, cerca del 20% al 50% de lo niños son picky en algún momento de su primera infancia (de los 12 meses a los seis años, por lo general), de acuerdo con investigaciones en Estados Unidos, Australia, el Reino Unido y China

¿Tu hijo es melindroso?

De acuerdo con Karla Sáenz, maestra en nutrición, los niños picky son aquellos remilgosos para comer, que solo aceptan una lista corta y selecta de alimentos, los cuales se repiten todos los días.

Además, consumen un menú diferente al resto de la familia porque no toleran texturas nuevas y casi siempre deben estar sus platillos presentados de forma llamativa.

Los pequeños que son picky, dice Sáenz, autora del libro “Picky pero sano. Nutrición para niños”, también mastican demasiado lento, no les interesa comer y se sienten satisfechos muy rápido, por ejemplo, prueban dos bocados y ya no quieren más; incluso, prefieren alimentarse solo con jugo o leche.

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Estos pequeños casi nunca comen por sí mismos aunque ya tengan edad para sostener la cuchara y el tenedor, a ellos se les tiene que dar de comer en la boca. Y sus padres buscan siempre esconder o camuflar ciertos nutrientes dentro de sus comidas “aceptadas”; o bien, usan distracciones para que coman, como la televisión, tabletas o celulares.

Tipos de melindrosos y cómo ayudarlos

De forma general, Karla Sáenz —la experta en nutrición— precisa que los niños picky se clasifican en dos:

1. Poco apetito

— Son niños que comen poco en comparación con sus iguales. Incluso, los padres tienen la percepción que deben comer igual que los adultos en proporción y frecuencia.

¿Cómo ayudarlos? Tus hijos no deben comer mucho sino suficiente y variado para su edad y en tanto que no bajen de peso, por el contrario sigan creciendo, no debes mortificarte. Recuerda que los niños tienen el estómago más pequeño.

— Son pequeños que prefieren explorar, jugar o hacer otra actividad antes que sentarse a comer.

¿Cómo ayudarlos? Deja que tu hijo juegue y cuando ya sea momento de comer, tómalo de la mano y siéntalo en su lugar en la mesa. Todos deben sentarse, incluyéndote, y comiencen a comer en un ambiente cálido. Si se para, regrésalo a la mesa. Sé paciente porque es un trabajo agotador. Recuerda que comer es necesario y debe ser un momento de alegría y satisfacción

—  Niños que se llenan fácilmente con pocos bocados o con líquidos como leche, jugos o té.

¿Cómo ayudarlo? Evita darle líquidos antes de sus alimentos sólidos. Corta en pedazos pequeños su carne, frutas y verduras. Le dices: “es poquita comida porque son muy chiquitos tus alimentos”. Al final le das el agua o la leche.

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2. Peques selectivos

— Son pequeños que tienen una lista de alimentos aceptados y no ingieren otros.

¿Cómo ayudarlo? Entre los 18 a 24 meses es normal que los nenes rechacen los alimentos nuevos, tras este periodo comenzarán a comer otros. Tienes que ofrecerlos al menos 15 veces en diversos momentos para que los acepten.

— Son niños que lloran y hacen berrinche, e incluso vomitan, si ven alimentos nuevos en su plato.

¿Cómo ayudarlo? Deja que llore y al paso de unos minutos abrázalo y dile que cuando se calme podrá comer. No cedas en darle lo que él pide, simplemente sé firme pero no agresivo. Permite que coma con las manos y deja que se ensucie. También puedes poner música que le guste o lo relaje. Si vomita, no te asustes ni lo regañes. Límpialo e inténtalo en otra ocasión nuevamente. No lo dejes castigado en la mesa.

— Escupen la comida cuando la “sienten” en el paladar

¿Cómo ayudarlo? No lo regañes cuando escupa, mucho menos lo castigues físicamente. Deja que la escupa y sírvele de nuevo, que te vea comerla con alegría y felicidad. Sé su ejemplo, si tú no comes verduras o frutas, tu pequeño tampoco lo hará.

¿Neofobia alimentaria?

¿Te atreverías a probar insectos en un taco, o una sopa que huele muy fuerte? Tal vez no, porque tanto adultos como niños pueden tener temor o miedo a los alimentos desconocidos, a ello se le llama neofobia alimentaria y es muy común.

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Por ello no presiones a tus críos, especialmente si están entre los 3 y 5 años de edad, puesto que a esas edades tienen miedo no solo a los alimentos nuevos, sino también a los lugares, personas y olores desconocidos.

Fuente: Libro Picky pero sano. Nutrición para niños, de Karla Sánez.

miércoles, 6 de noviembre de 2019

Una maestra nos dice cómo le ayuda a estudiar a sus hijos

Lo primero que deberás entender es que estudiar debe ser un acto de reforzamiento de aquello aprendido en la escuela, por tanto, debe ser un momento armonioso, sin presiones, miedos o regaños.

¿Cómo ayudar a estudiar a nuestros hijos? 

De acuerdo con Laura Cervantes Orejel, licenciada en educación preescolar egresada de la institución Berta Von Glumer, lo primero que debemos hacer es tener un lugar tranquilo para que tu hijo estudie sin ser molestado.

“Puede ser una zona en su recámara, en el estudio, en el comedor o la sala, pero es importante que no tenga distractores como la televisión, el teléfono, juguetes e incluso hermanos que estén inquietos”, recomienda.

Después de tener un lugar propicio para el estudio hay que seguir estas recomendaciones:

1. Deberá tener todos los materiales a la mano. Por ejemplo, su libro para repasar matemáticas, los útiles escolares para desarrollar su proyecto o lo que requiera para estudiar y hacer la tarea.

2. No deberá tener hambre, sed o sueño porque no se concentrará en estudiar, por eso antes que coma, se hidrate y vaya al baño, incluso puede tomar una siesta y después comenzar a estudiar.

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3. Es necesario colocar un reloj cerca y determinar una hora de inicio y una de término. El tiempo estará determinado por el tipo de estudio o repaso que se vaya a hacer en ese momento o cuánta tarea tiene. Lo ideal es que no pase de 40 minutos.

4. Ten un lugar cercano al suyo. No debes estar encima de tu hijo para que estudie, pero sí deberás acompañarlo para que le sugieras, le ayudes a repasar o lean y resuelvan juntos algún problema matemático, por ejemplo.

5. Evita comparar a tu hijo con otros niños, incluyendo a sus propios hermanos o primos, pues recuerda que cada niño es diferente y algunos requerirán más apoyo que otros. Pero todos son valiosos y aprendemos de manera diferente. Por ejemplo, si tu hijo es más visual ayúdale con una tarjetas y dibujos, si es más de letras escriban juntos las respuestas, o si es más de sonidos, busca material auditivo que le permita aprender.

6. Lo ideal es que haga proyectos: dibujos, maquetas o experimentos, y que no memorice, puesto que la memoria puede fallar y lo ideal es que tenga aprendizajes significativos y de calidad.

7. Pon música en volumen bajo, puesto que los acordes musicales ayudan a la concentración y activan partes importantes del cerebro. Además, no tiene que estar en un lugar silencioso y aburrido, sino que su aprendizaje sea cálido, armonioso y seguro para él o ella.

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¿Hasta qué edad debes apoyarlo?

Cervantes Orejel, quien tiene poco menos de una década frente al grupo explica que hoy en día “los niños aprenden de distintas maneras, la educación no puede ser la misma que hace 20 o 40 años, porque el mundo es diferente, por eso hay niños que desde segundo o tercero de primaria ya estudian por sí mismos, pero otros debemos acompañarlos hasta comenzar la preparatoria, todo depende de la madurez del menor y de su entorno”.

Su idioma, la gente que lo rodea (hermanos, padres, primos o abuelos), la cultura en la que se desarrolla y todo su entorno (si vive o no violencia, si come o no bien y a sus horas), todo ello tendrá una repercusión en su aprendizaje.

Por ejemplo, no es lo mismo que los niños tengan que vender en la calle para ayudar a la economía de su casa, a que estén sentados en sus hogares estudiando y aprendiendo de maestros privados. Por eso, es que todo influye.

Ten en cuenta sus habilidades

Los niños aprenden más jugando que sentados frente al pizarrón. Al respecto, el libro “Educación en casa” de Lourdes García Sanabría, (2017) explica que la motricidad (gruesa como fina) es parte del éxito para su futura vida escolar.

La relación que se establece entre la actividad psíquica de la mente y la capacidad de movimiento es la llamada psicomotricidad y podemos estimularla desde los primeros meses de la vida de nuestros hijos, para que cuando llegue a un sistema escolarizado pueda concentrarse, tomar el lápiz, dibujar sin salirse de la raya.

Recuerda que hay niños que son mejores dibujando, otros en matemáticas y unos más en deportes, tu hijo puede hacer mucho si lo apoyas, estimulas y encaminas.

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¿Qué es un maestro sombra y dónde encontrarlos?

Maestro de español, música y deportes, o qué tal un teacher de inglés y un entrenador de natación, sí, queremos lo mejor para nuestros hijos, pero qué ocurre cuando en la escuela o un terapeuta nos sugiere un “maestro sombra”.

¿Qué es un maestro sombra?

De acuerdo con Mirna Brenes Prats, psiquiatra del Hospital Psiquiátrico Infantil “Dr. Juan N. Navarro”, “el “maestro sombra” es una figura que ayuda a la integración del niño en el ámbito académico, no es una nana, tampoco un familiar o conocido, sino que son personas —pueden ser terapeutas, pedagogas, psicólogas o incluso enfermeras— con conocimientos en el desarrollo infantil, así como diplomados en problemas de lenguaje, espectro autista, estrategias de aprendizaje para niños con trastornos del neurodesarrollo, entre muchas otras habilidades”.

  • Cada día hay más necesidad

De acuerdo con la Secretaría de Salud del Gobierno Federal, en México hay cerca de 400 mil niños con algún Trastorno del Espectro Autista (TEA), que se presenta con manifestaciones neuropsiquiátricas con una gran variedad de signos y síntomas.

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“Algunos niños con TEA son muy funcionales y no requieren de un ´maestro sombra´, pero otros incluso no son ´verbales´ por ello requieren de alguien que les ayude a comunicarse efectivamente tanto con la maestra titular como con sus demás compañeros”, explica la pedagoga, Ana Lidia Trejo Melgoza, quien desde hace diez años es maestra sombra con especialización en autismo.

Sin embargo además de los niños con TEA, también hay otras condiciones que requieren de un apoyo especial dentro del aula. “Los niños con TDAH, con Down, con problemas psicomotrices, con dificultades para socializar o bien aquellos con problemas conductuales, y muchas otras condiciones que puede tener un niño de forma muy particular; ningún pequeño es igual y todas las condiciones aunque parezcan ser las mismas se manifiestas distinto en cada niño”, puntualiza Brenes Prats.

Por eso, “existen muchos tipos de “maestro sombra”, algunos se especializan en TEA, otros en condiciones físicas o emocionales, algunos más tienen en su haber mayor experiencia en niños con trastornos de conducta”, precisa Trejo Melgoza.

“Ninguna escuela tiene maestros sombras en su plantilla de académicos, tampoco alguna institución pública de salud tiene estos maestros, los capacita o les brinda las herramientas para que apoyen a los niños; son los padres de los niños los que tienen que buscar la ayuda y a veces es muy complicado encontrar a una maestra sombra que esté realmente capacitada y entregada”, dice la entrevistada Trejo Melgoza.

¿Dónde encontrar un maestro sombra?

Para tener acceso a una maestra sombra primero hay que tener un diagnóstico certero, puesto “que hay padres que ni siquiera saben qué tiene su hijo o hija y en la escuela solo les dicen que no pueden controlarlo, o que no sigue las instrucciones de la maestra o que no lee ni entiende diversos conceptos como los demás compañeros o que tiene ciertas actitudes o particularidades inadecuadas de su neurodesarrollo”, indica la psiquiatra Brenes Prats.

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Tras el diagnóstico, es posible que sea la propia neuróloga o psicóloga que atiende al niño quien tenga alguna recomendación de maestra sombra. En México, solo hay un centro que capacita en los primeros pasos ser “maestra sombra”, pero no es suficiente, porque hay diversas condiciones que presentan estos niños y “más bien es cuestión de cada ‘maestra sombra’ en qué desee especializarse y tiene que pagarlo de su bolsillo porque hay diversos diplomados, talleres, cursos, especializaciones en hospitales, clínicas y asociaciones, pero todo lo tiene que hacer por sí misma”, lamenta Trejo Melgoza.

Algunos hospitales brinda tratamiento neuropsiquiátrico para los niños y ofrecen en sus “paquetes” de tratamiento a una maestra sombra, que en realidad es una cuidadora que no hace ningún tipo de intervención en el aula, solo las mandan como si fuera nana porque les piden en la escuela ese requisito para aceptar a su hijo en la institución académica.

“La maestra sombra deben ser profesionales que puedan hacer intervención dentro del salón de clases, que sepan incluso de medicamentos puesto que algunos de los niños pueden estar medicados, y no deben tener una relación sentimental con el niño (como en el caso de los padres, hermanos mayores o tíos y abuelos), por tanto tampoco se recomienda que sean familiares, puesto que no serán objetivos en su integración”, indica la experta Ana Lidia Trejo Melgoza.

¿Qué hacen las maestras sombras?

Como su nombre lo indica, la “maestra sombra” no es la maestra titular ni compite con ella en el salón de clases, su objetivo fundamental es integral al menor en la clase, por eso lo acompaña en la jornada completa: desde que llega el menor hasta que lo recogen los padres.

Además, la “maestra sombra” siempre está cerca del niño y le susurra las instrucciones que dio la maestra titular para que el niño puede realizar las actividades, lo asiste en todas las clases e incluso a la hora de tomar el lunch.

  1. Realizan intervenciones en el salón de clases para que los demás conozcan la condición del niño
  2. Les brindan estrategias a los maestros y directivos, puesto que pocos conocen a ciencia cierta cómo es el TEA, el TDAH o cualquier otra condición.
  3. Le recuerdan a los niños que asisten, qué deben hacer en el salón de clases, cuánto tiempo tienen para llevar a cabo cierta actividad, cómo tomar el lápiz, de qué manera comportarse ante una situación que le genere estrés al menor.
  4. Intervenir en caso de presentarse un cuadro de ansiedad del niño, de berrinche o de enojo o llanto incontrolable.
  5. Ayudarle con estrategias de aprendizaje para que alcance los niveles que buscan los padres.
  6. Apoyar al menor a tener rutinas escolares, horarios, planes de trabajo, desarrollo de habilidades y demás.
  7. Evitar barreras o condiciones que mermen el aprendizaje del niño dentro y fuera el aula (como en las excursiones, visitas a museos o actividades recreativas o deportivas).
  8. Para los no verbales (que no han desarrollado el habla) les brindan alternativas de comunicación para que logren precisar sus necesidades frente al grupo escolar.
  9. Decenas de actividades más que dependen de la condición del menor de edad y de la evolución de su condición.

Las maestras sombras pueden estar como máximo, dos años con un menor, porque al paso de ese tiempo ya se crean lazos afectivos que puedan resultar contraproducentes en el menor. Y, el objetivo, principal es que la maestra sombra se desvanezca… desaparezca para que el niño se valga por sí mismo en el futuro.

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lunes, 4 de noviembre de 2019

Maniobra Kristeller y otras formas de violencia obstétrica

La violencia obstétrica no es un tema nuevo, a lo largo de la historia de la ginecología se han realizado acciones que generan maltrato físico, psicológico y anímico de las mujeres durante la atención de su parto.

Maniobra Kristeller y otras formas de violencia obstétrica

Por ejemplo, la llamada maniobra Kristeller (se utiliza en Europa desde antes del año 1867) se caracteriza porque el ginecólogo presiona el vientre de la mujer —durante la etapa de alumbramiento— para que el bebé nazca rápidamente. Estos empujones ideados por el alemán Samuel Kristeller —quien murió en 1900 pero aún se sigue usando su maniobra en México y en el mundo— pueden conllevar diversas situaciones como:

  • Lesiones en el bebé al enredarse con el cordón umbilical
  • Hematomas en el vientre de la madre
  • Desgarres vaginales por querer sacar al bebé rápidamente
  • Rotura del útero por presión
  • Sufrimiento fetal pues algunos bebés no están en la posición correcta para nacer

Al respecto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó —en julio de 2019—, un informe llamado “Enfoque basado en los derechos humanos del maltrato y la violencia contra la mujer en los servicios de salud reproductiva, con especial hincapié en la atención del parto y la violencia obstétrica”, en el que menciona que la esencia pura para la atención del parto es darle tiempo a la mujer y no apresurar el momento del alumbramiento.

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En el documento condena rotundamente todos los tipos de violencia obstétrica como el maltrato físico, la humillación y la agresión verbal, los procedimientos médicos coercitivos o no consentidos (incluida la esterilización), la falta de confidencialidad, la negativa a suministrar medicación contra el dolor, las graves violaciones de la intimidad, el abandono de las mujeres durante el parto que puede llevarles a sufrir complicaciones evitables y que puede amenazar su vida y la de los recién nacidos.

No te hacen un favor, son tus derechos

Tú debes vivir un embarazo y parto libre de violencia, puesto que es tu derecho el acceso a la salud, es tu derecho la protección a tu intimidad en los centros de salud tanto públicos como privados, es tu derecho tener autonomía durante el parto (es decir que te puedes mover, hidratarte y estar acompañada), es tu derecho tener libre elección de tener un parto o una cesárea y es tu derecho no sufrir discriminación por ninguna condición, entre otros muchos derechos humanos que deben ser otorgados por el Estado mexicano.

“Cada día vemos que hay muchas cesáreas, las cuales incluso se incrementan los viernes por la tarde-noche, los fines de semana y al momento del cambio de turno del personal médico, eso también es un tipo de violencia obstétrica puesto que los ginecólogos no quieren esperar a que la mujer tenga un verdadero trabajo de parto”, indica la partera, Silvia Ramos Godínez, licenciada en enfermería y obstetricia.

Dónde presentar tu queja

Si sientes que estás sufriendo o sufriste violencia obstétrica presenta tu queja en:

1. La Comisión Nacional de Derechos Humanos
Teléfono 01800 715 2000 o por vía electrónica a este https://ift.tt/36ujBQm

2. El Órgano Interno de Control en la Secretaría de Salud, atiendan las quejas, denuncias e inconformidades que se presenten en contra de servidores públicos adscritos a la Secretaría de Salud y sus Órganos Desconcentrados.
Teléfono 2000-3000

3. El ministerio público que se localice cerca al hospital o clínica donde te atendieron mal.

4. Comisión Nacional de Arbitraje Médico
Atención a la ciudadanía: 54207000 o 01800 711 0658

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