Maestro de español, música y deportes, o qué tal un teacher de inglés y un entrenador de natación, sí, queremos lo mejor para nuestros hijos, pero qué ocurre cuando en la escuela o un terapeuta nos sugiere un “maestro sombra”.
¿Qué es un maestro sombra?
De acuerdo con Mirna Brenes Prats, psiquiatra del Hospital Psiquiátrico Infantil “Dr. Juan N. Navarro”, “el “maestro sombra” es una figura que ayuda a la integración del niño en el ámbito académico, no es una nana, tampoco un familiar o conocido, sino que son personas —pueden ser terapeutas, pedagogas, psicólogas o incluso enfermeras— con conocimientos en el desarrollo infantil, así como diplomados en problemas de lenguaje, espectro autista, estrategias de aprendizaje para niños con trastornos del neurodesarrollo, entre muchas otras habilidades”.
- Cada día hay más necesidad
De acuerdo con la Secretaría de Salud del Gobierno Federal, en México hay cerca de 400 mil niños con algún Trastorno del Espectro Autista (TEA), que se presenta con manifestaciones neuropsiquiátricas con una gran variedad de signos y síntomas.
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“Algunos niños con TEA son muy funcionales y no requieren de un ´maestro sombra´, pero otros incluso no son ´verbales´ por ello requieren de alguien que les ayude a comunicarse efectivamente tanto con la maestra titular como con sus demás compañeros”, explica la pedagoga, Ana Lidia Trejo Melgoza, quien desde hace diez años es maestra sombra con especialización en autismo.
Sin embargo además de los niños con TEA, también hay otras condiciones que requieren de un apoyo especial dentro del aula. “Los niños con TDAH, con Down, con problemas psicomotrices, con dificultades para socializar o bien aquellos con problemas conductuales, y muchas otras condiciones que puede tener un niño de forma muy particular; ningún pequeño es igual y todas las condiciones aunque parezcan ser las mismas se manifiestas distinto en cada niño”, puntualiza Brenes Prats.
Por eso, “existen muchos tipos de “maestro sombra”, algunos se especializan en TEA, otros en condiciones físicas o emocionales, algunos más tienen en su haber mayor experiencia en niños con trastornos de conducta”, precisa Trejo Melgoza.
“Ninguna escuela tiene maestros sombras en su plantilla de académicos, tampoco alguna institución pública de salud tiene estos maestros, los capacita o les brinda las herramientas para que apoyen a los niños; son los padres de los niños los que tienen que buscar la ayuda y a veces es muy complicado encontrar a una maestra sombra que esté realmente capacitada y entregada”, dice la entrevistada Trejo Melgoza.
¿Dónde encontrar un maestro sombra?
Para tener acceso a una maestra sombra primero hay que tener un diagnóstico certero, puesto “que hay padres que ni siquiera saben qué tiene su hijo o hija y en la escuela solo les dicen que no pueden controlarlo, o que no sigue las instrucciones de la maestra o que no lee ni entiende diversos conceptos como los demás compañeros o que tiene ciertas actitudes o particularidades inadecuadas de su neurodesarrollo”, indica la psiquiatra Brenes Prats.
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Tras el diagnóstico, es posible que sea la propia neuróloga o psicóloga que atiende al niño quien tenga alguna recomendación de maestra sombra. En México, solo hay un centro que capacita en los primeros pasos ser “maestra sombra”, pero no es suficiente, porque hay diversas condiciones que presentan estos niños y “más bien es cuestión de cada ‘maestra sombra’ en qué desee especializarse y tiene que pagarlo de su bolsillo porque hay diversos diplomados, talleres, cursos, especializaciones en hospitales, clínicas y asociaciones, pero todo lo tiene que hacer por sí misma”, lamenta Trejo Melgoza.
Algunos hospitales brinda tratamiento neuropsiquiátrico para los niños y ofrecen en sus “paquetes” de tratamiento a una maestra sombra, que en realidad es una cuidadora que no hace ningún tipo de intervención en el aula, solo las mandan como si fuera nana porque les piden en la escuela ese requisito para aceptar a su hijo en la institución académica.
“La maestra sombra deben ser profesionales que puedan hacer intervención dentro del salón de clases, que sepan incluso de medicamentos puesto que algunos de los niños pueden estar medicados, y no deben tener una relación sentimental con el niño (como en el caso de los padres, hermanos mayores o tíos y abuelos), por tanto tampoco se recomienda que sean familiares, puesto que no serán objetivos en su integración”, indica la experta Ana Lidia Trejo Melgoza.
¿Qué hacen las maestras sombras?
Como su nombre lo indica, la “maestra sombra” no es la maestra titular ni compite con ella en el salón de clases, su objetivo fundamental es integral al menor en la clase, por eso lo acompaña en la jornada completa: desde que llega el menor hasta que lo recogen los padres.
Además, la “maestra sombra” siempre está cerca del niño y le susurra las instrucciones que dio la maestra titular para que el niño puede realizar las actividades, lo asiste en todas las clases e incluso a la hora de tomar el lunch.
- Realizan intervenciones en el salón de clases para que los demás conozcan la condición del niño
- Les brindan estrategias a los maestros y directivos, puesto que pocos conocen a ciencia cierta cómo es el TEA, el TDAH o cualquier otra condición.
- Le recuerdan a los niños que asisten, qué deben hacer en el salón de clases, cuánto tiempo tienen para llevar a cabo cierta actividad, cómo tomar el lápiz, de qué manera comportarse ante una situación que le genere estrés al menor.
- Intervenir en caso de presentarse un cuadro de ansiedad del niño, de berrinche o de enojo o llanto incontrolable.
- Ayudarle con estrategias de aprendizaje para que alcance los niveles que buscan los padres.
- Apoyar al menor a tener rutinas escolares, horarios, planes de trabajo, desarrollo de habilidades y demás.
- Evitar barreras o condiciones que mermen el aprendizaje del niño dentro y fuera el aula (como en las excursiones, visitas a museos o actividades recreativas o deportivas).
- Para los no verbales (que no han desarrollado el habla) les brindan alternativas de comunicación para que logren precisar sus necesidades frente al grupo escolar.
- Decenas de actividades más que dependen de la condición del menor de edad y de la evolución de su condición.
Las maestras sombras pueden estar como máximo, dos años con un menor, porque al paso de ese tiempo ya se crean lazos afectivos que puedan resultar contraproducentes en el menor. Y, el objetivo, principal es que la maestra sombra se desvanezca… desaparezca para que el niño se valga por sí mismo en el futuro.
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