Alza la mano si tú sabes diferenciar la influenza del resfriado común. Si no pudiste, no te preocupes. Los síntomas son muy parecidos pero las consecuencias de la influenza pueden ser mucho más graves. Si ya nos estamos cuidando del COVID-19 y seguimos los protocolos de salud, eliminar el riesgo de enfermedades respiratorias sería de gran ayuda.
Los síntomas más comunes de la influenza son tos, dolor de garganta, respiración acelerada, congestión nasal, fatiga y dolor muscular o de cabeza. La fiebre es un síntoma común pero es más una excepción que la regla. Los síntomas se pueden presentar 1 o 2 días después del contagio y pueden tardar hasta 3 semanas en desaparecer por completo.
☞ Vacúnate
Es la manera más obvia y sencilla de evitar todas las molestias que vienen con la influenza. Cualquier persona mayor a 6 meses debe recibir la vacuna una vez al año en esta época de contagios que empieza en otoño (y recuerda que es importante el refuerzo un mes después para bebés de 6 meses).
☞ La sana distancia
La misma distancia que hemos estado manteniendo gracias a la pandemia aplica para la influenza. La influenza se contagia por vías aéreas y contacto directo, así que sigamos manteniendo ese metro y medio en todo momento.
☞ Mantén todo súper limpio
Esto aplica para absolutamente todo. Hay que mantener las superficies en nuestra casa limpias y desinfectadas.
☞ No dejes que se esparza
Aquí aplican las reglas de siempre: estornuda en un pañuelo desechable o en la parte interior del codo, lávate las manos después de tocar cualquier cosa y evita tocarte la cara con las manos sucias.
Y el punto de todo esto no es asustarnos, sino todo lo contrario. Tenemos que ser conscientes de que la solución más sencilla para evitar el contagio de la influenza es la vacuna. Podemos protegernos todo lo que podamos, pero la mejor manera es enseñarle a nuestro cuerpo a defenderse del virus. Y eso es justo lo que hacen las vacunas.
La mejor manera de cuidarte a ti y a los tuyos es vacunándose.
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