El coronavirus es un microorganismo muy nuevo, que apenas estamos conociendo; tenemos menos de seis meses investigando a profundidad cómo afecta los pulmones y otros órganos de adultos, niños, mujeres embarazadas y, por supuesto, personas que viven con síndromes como el down o aquellos relacionados con el espectro autista, explica el neonatólogo Javier Sánchez Nava.
¿Están en mayor riesgo?
Los niños que viven con síndrome down (desde recién nacidos hasta los jóvenes) sí pueden tener mayor riesgo si fueron diagnosticados con alguna cardiopatía. «Recordemos que 50% de los pequeños con este síndrome nacen con algunos problemas cardiacos, y justamente son los males del corazón uno de los factores de riesgo para complicarse el COVID-19», precisa en entrevistado.
Respecto al autismo, Sánchez Nava precisa que la dificultad que podría presentarse es que el menor de edad no pueda comunicar efectivamente que se siente mal, puesto que la comunicación oral está un tanto limitada y les costará trabajo expresar lo que les duele o incomoda.
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Sin embargo, «los padres pueden darse cuenta de que algo anda mal si el pequeño está irritable y enojado, llora con facilidad y parece que no puede estar tranquilo o como usualmente se comporta. Es, en ese momento, cuando los padres deben estar muy atentos a las señales sutiles que el cuerpo de sus hijos les brinde», dice.
¿Les dará más fuerte?
No existen evidencias científicas de que los niños con autismo o down tengan mayor susceptibilidad de enfermarse con el virus. «Como cualquier otro niño se puede contagiar por tocar superficies contaminadas y llevarse las manos a la boca, nariz u ojos; por eso, ellos deben seguir las mismas medidas de higiene: lavarse las manos con frecuencia, mantener la sana distancias, to tocarse el rostro y evitar salir de casa», recomienda Sánchez Nava.
Al respecto, la Asociación Internacional de Síndrome Down recomienda que:
1. Los niños y adolescentes con Down deben permanecer aislados en su hogar. Es decir, es preferible que no salgan, especialmente si tienen dificultades de salud adicionales como diabetes, problemas cardiacos o asma.
2. Designa, junto con su familia y amigos cercanos, a un cuidador secundario en caso de que el cuidador primario se enferme o no pueda cuidarlo como usualmente lo hace.
3. Ten a la mano su expediente médico, con los nombres de sus doctores, los medicamentos que usualmente ingiere y los teléfonos de emergencia, para que en caso de requerirlos no pierdas tiempo buscándolos.
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«Estas recomendaciones también pueden se utilizadas para niños con asma, artritis infantil, autismo, diabetes y otras enfermedades como las renales, hepáticas y cardiacas», recomienda el neonatólogo.
Explicarles qué ocurre
Si tu hijo pregunta o se siente muy incómodo o fastidiado, es fundamental platicar con él y explicarle -con palabras sencillas- qué está ocurriendo. Es necesario tener conversaciones cortas, o bien, hacer un dibujo, una escultura de plastilina, un collage de recortes de revistas, con cualquier material que tengas en casa, que explique: debemos estar en casa para no contagiarnos de un bicho, a modo de historia, cuento o narración a fin de que sea más fácil para él.
«Si para un adulto es difícil para un niño acostumbrado a ir a la escuela, a sus actividades extra escolares o a sus terapias, a visitar a su familia, es mucho más complicado», lamenta el experto
¿Los niños son asintomáticos?
«Los niños suelen ser portadores asintomáticos en la mayoría de los casos, lo que es
muy bueno para ellos. Sin embargo, se pone en riesgo a la comunidad vulnerable que
los rodea como los abuelos, las mujeres embarazadas y a todos aquellos que tengas
diabetes, problemas cardiacos y obesidad«, expone Sánchez Nava.
Por eso, si un hijo se enferma (y no lo dabe porque no lo siente) puede contagiar a su hermano o primo que viven con síndrome down o autismo, y ellos sí que pueden tener complicaciones.
¿Cómo ayudarles con la sana distancia?
Todos los niños tienen dificultad para mantener una distancia apropiada (mínimo de 1.5 metros), pues ellos son exploradores, conquistadores, intrépidos, investigadores y curiosos. Por ello, practiquen cotidianamente a tomar distancia y a jugar a las estatuas o a los encantados.
No obstante, hay algunos nenes que se les dificulta mantener la distancia social, por tanto se recomienda que se asigne a otra persona para que ayude y supervise. Lo ideal es que el cuidador no se reemplace sino que esté toda la cuarentena con él, para no ponerlo en riesgo.
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- Fomenta una rutina
Aunque estén en casa debes seguir una rutina, con horarios y actividades. «Sí hay que
dejarlos con tiempo libre para jugar, pero hay que ayudarles a controlar su día. Incluso,
hay que bañarlos y alimentarlos a las mismas horas», recomienda.
- De la mano con su terapeuta
Los niños con autismo o síndrome Down suelen tener terapias o maestras sombra, y hay que solicitarles a ellas que sigan en contacto virtual con los pequeños, a fin de no interrumpir sus avances. «Hay que procurar que el niño cuente con las herramientas para no retroceder estos meses, incluso si están medicados, hay que seguir con las indicaciones de sus pediatras, neurólogos y terapeutas».
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