A excepción de casos patológicos, la gran mayoría de papás y mamás tienen entre sus principales prioridades la felicidad de sus hijos. Con esto en mente, intentan darles todo lo que esté en sus manos con tal de prepararlos, en todos los sentidos posibles, para una vida feliz.
Sin embargo, una cosa es desear algo y otra, muy distinta, es lograrlo. De acuerdo con cifras de la Secretaría de Salud, en México, la depresión ha afectado, en algún momento de su vida, al 14% de los niños y adolescentes de entre 7 y 14 años, lo que equivale a casi 2.7 millones de personas.
¿En qué estás fallando para que tu hijo sea feliz? ¿Qué ocasiona la depresión infantil? Generalmente se trata de una combinación de factores, tanto de carácter biológico como social. Para Sonja Lyubomirsky, doctora en psicología social y autora del libro La ciencia de la felicidad, la felicidad de una persona está determinada en un 50% por su predisposición genética; en un 10% por aspectos circunstanciales, como la salud o la capacidad económica; y en un 40% por las decisiones que tome.
Y es justo en este 40%, que es bastante, donde la labor de los padres tendrá mayores repercusiones, en un sentido o en otro. Es aquí donde resulta especialmente relevante lo que se aprende en la infancia sobre aspectos decisivos, como las habilidades sociales, el manejo de la frustración, la resiliencia, la capacidad de ser empáticos o la óptima gestión de nuestras emociones, entre muchos otros. Es pensando en este 40% que los padres deben dar a sus hijos las mejores herramientas de vida posibles, y, lamentablemente, no siempre se hace de la mejor manera.
La diferencia entre felicidad efímera e ilusoria y felicidad duradera y real. Tal vez la mejor forma de explicar la diferencia entre estos dos tipos de felicidad sea a través de un par de ejemplos. Primero imagina lo contento que se pondría tu hijo si le regalaras una bicicleta nueva. Sería algo similar a cómo te sentirías tú si ganaras una rifa o saliera premiado tu billete de la lotería. A cualquiera le dan gusto este tipo de cosas, ¡claro!, pero imagina ahora la satisfacción que podría llegar a sentir tu hijo si esa bicicleta no fuera la razón de su alegría, sino el medio para alcanzar un grado más alto de felicidad.
La bici podría representar para él un reto y una buena forma de enfrentar y superar sus miedos, si aún no aprende a andar en ella. También podría servirle para integrarse a un grupo de niños de su edad y hacer excelentes amistades o podría utilizarla para hacerle un favor a alguien que necesitara llevar algo de un lugar a otro. ¿Se entiende la diferencia entre un tipo de felicidad y el otro?
Aprender a enfrentar las situaciones adversas para tener una buena autoestima, desarrollar habilidades sociales y ser empáticos con las necesidades de los demás son tres aspectos fundamentales en la vida de una persona emocionalmente sana, que como papá o mamá puedes ir sembrando en tu peque y crear así las condiciones óptimas para su felicidad. En otras palabras, tú le puedes regalar a tu hijo la mejor bicicleta del mundo, pero ¿de qué podría servirle si no le regalas antes la capacidad de valorarla y agradecer que puede tenerla? La felicidad real y duradera no llega de pronto con un regalo, sino que se construye poco a poco sobre una base de valores humanos sólidos como los mencionados.
Once pasos hacia la felicidad
Pensando en todo lo anterior, escribí, hace poco más de un año, el libro digital ¿Cómo formar hijos emocionalmente sanos?, en el que planteo que la mejor estrategia a favor de una vida feliz es el desarrollo de la inteligencia emocional. De acuerdo con mi experiencia de años trabajando con niños, los siguientes lineamientos serían una buena base para formar personas emocionalmente sanas:
- Crea un ambiente de armonía en casa
- Asegúrate de que todo vaya bien en la escuela
- Ayúdale a identificar y expresar sus emociones
- Dale estructura estableciendo límites y asignándole responsabilidades
- Construye junto con él una autoestima sana
- Identifica sus fortalezas, sus debilidades y ayúdale a obtener la mejor versión de sí mismo
- Ayúdale a desarrollar tolerancia a la frustración
- Impúlsalo a desarrollar sus habilidades sociales
- Impulsa su autonomía e independencia
- Llévalo a ampliar su conciencia y reconocer las cosas que realmente importan
- Conviértete en un ejemplo de felicidad y contágialo
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Xóchitl González
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