De acuerdo con el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) hay más de 15 mil parteras tradicionales, 100 parteras profesionales y 16 mil 684 licenciadas en Enfermería y Obstetricia en México, y desde hace más de una décadas son más las mujeres que buscan atender su embarazo con ellas. ¿Cuál es la razón?
Antes de 1833, los partos se atendían en México casi exclusivamente con parteras, quienes contaban con gran prestigio, fue justo en ese año que se formó la partería profesional con la Cátedra de Partería, unida a la carrera de Medicina y Cirugía. Es decir, las parteras y los médicos estudiaban y trabajan a la par en las maternidades. Sin embargo, a partir de 1880 a 1900 los médicos comienzan a desplazar a las parteras tradicionales hasta casi desaparecerlas.
¿Qué son las casas de parto y por qué son tan populares?
Hospitales saturados y con pocos insumos
En México más del 96% de los nacimientos ocurre en hospitales, principalmente de segundo nivel, muchos de los cuales están saturados, carecen de recursos, personal e insumos y recurren a médicos sobrecalificados para atender un gran número de partos. Además, la mayoría de los nacimientos están sobre-medicalizados, tal como lo demuestra la tasa de cesáreas mexicanas que se ubica como la cuarta más alta a nivel mundial y la segunda en Latinoamérica, de acuerdo con datos del informe (junio 2017) de los resultados de la “Iniciativa de la Fundación Macarthur para promover la Partería en México”.
Ante este panorama, las casas de partos han comenzado a incrementar el número de atenciones en las grandes ciudades, no solo en las comunidades rurales o indígenas, donde no existe un hospital de maternidad ni siguiera un ginecólogo.
Al respecto, Ilse Fajardo Guerrero, directora general de la casa de partería Luna Maya, (ONG que se inició operaciones en 2004 en San Cristobal de las Casas, Chiapas y ya lleva varios años operando en la Ciudad de México) explica que “hemos conformado un grupo de parteras tradicionales con las que atendemos, en promedio, 40 a 45 partos por año, pero además somos escuela de partería y actualmente tenemos tres mujeres que están próximas en graduarse como parteras y dos estudiantes más”.
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Diferencias entre casas de parto y hospitales
Entre 1960 y 1980 los hospitales en México anularon las plazas laborales de las parteras, entonces ellas se quedaron sin espacios para realizar su milenario trabajo, de acuerdo con el documento “La partería en México”, del Fondo de Población de las Naciones Unidas y Fundación Macarthur.
Sin embargo, las parteras lograron sobrevivir e incluso, la Asociación Mexicana de Partería forma parte de la Confederación Internacional de Parteras (ICM) y principios del año 2000, las parteras han logrado conformar casas de parto profesionales que ofrecen atención del parto de la siguiente manera:
- La revisión, por parte de la partera, de la mujer embarazada ocurre desde los primeros meses de gestación y está centrado en las decisiones de ella. En cambio, en la mayorías de los hospitales públicos la mujer no tiene voz ni voto.
- Las parteras han enseñado a la mujer cómo será el parto, cómo deben moverse, respirar y colocarse, respetan los tiempos del cuerpo de la embarazada (el trabajo de parto puede llegar a ser de varias horas) y no forzar la “salida” o “expulsión” del recién nacido. Por eso no hay desgarros, episiotomías ni lesiones en el bebé, lo que sí ocurre en los centros hospitalarios.
- El manejo del dolor, por parte de la partera, se va graduando y ella reduce notablemente el uso de medicamentos, pero en los hospitales enseguida se medica a la mujer y si no logra dilatar en el tiempo que esperan los doctores, hacen una episitomía o cesárea, por ello, México tiene los primeros lugares mundiales de número de cesáreas.
- El parto con la partera ocurre de forma espontánea, pues es un proceso fisiológico natural, pero en el hospital es inducido o conducido, lo tratan en algunos casos como si fuera una enfermedad, por ello, hay muchas intervenciones médicas.
- La mujer está acompañada con la partera y con el número de familiares (pareja, hijos mayores, madre y mejor amiga) que ella quiera, pero ahora en tiempos de Covid solo se permite una persona. En los hospitales públicos y en algunos privados, no permiten que la mujer esté acompañada en el momento del parto.
- La mujer durante su trabajo de parto, con la partera, puede hidratarse y comer pequeños bocadillos sanos. En los hospitales no les permiten beber ni comer nada.
- La mujer, junto con su partera, puede moverse, caminar, hincarse y tener un parto vertical. En los hospitales la mujer siempre está acostada, en pocos hospitales les dan la oportunidad de partir en la posición que más le acomode.
- La mujer y su pareja tiene contacto piel a piel con el bebé en los primeros segundos tras el nacimiento. En algunos hospitales, especialmente públicos, se lo llevan de inmediato para “limpiarlo” y no permiten que la madre lo vea.
- La partera ayuda a la mujer a “pegarse” y amamantar al recién nacido, y le dan continuidad a la atención, hay relación de confianza no solo van y les “sacan” al bebé, sino que las ayudan con sus dudas de crianza, puesto que las parteras suelen ser doulas de lactancia. Se forma una relación y vínculo.
- La partera puede ir a la casa de la mujer y ayudarla a parir allí, o bien, la mujer puede ir a la casa de partos y atenderse con una partera. El doctor nunca sale del hospital.
- Las casas de parto tienen diversos convenios y en zonas rurales e indígenas el costo del parto es simbólico. En las ciudades, el precio va desde los 15 mil hasta los 35 mil pesos y ya incluye consultas antes, durante y después del parto. En los hospitales privados, los partos están en promedio en 125 mil pesos y no incluyen las consultas previas ni posteriores.
- La mayoría de las parteras son mujeres, muchas de las cuales son madres, y eso ha ayudado a comprender mejor el proceso de parto, la recuperación e incluso el amamantar. En contraste, es reducido el número de mujeres ginecólogas que atienden en los hospitales.
- En las casas de parto se brindan además otros servicios: parto vertical, parto en agua, baño post parto tradicional mexicano, educación para la lactancia materna, consejos para porteo exitoso, manejo de la depresión post parto y anticoncepción post parto, entre otras. En los hospitales sí se brindan algunos de estos servicios, pero por la saturación de los hospitales no se hacen con calidad y calidez.
- Si la mujer embarazada tiene alguna patología (diabetes gestacional, preeclampsia o cualquier otra situación) no podrá atenderse con la partera, sino que tendrá que ir con una ginecóloga.
“En México existen diversas casa de partos, lo que debe hacer la mujer es que revise las instalaciones, las certificaciones de las parteras y del otro personal que allí trabajan, así como la experiencia del centro, puesto que es fundamental que la mujer sienta confianza, seguridad y respeto”, indica Fajardo Guerrero, de la casa de partería Luna Maya.
Por su parte, la matrona española Judit Pardo, especialista en embarazo, parto fisiológico y lactancia materna, indica que “parir en Casas de Partos tiene más beneficios obstétricos y de coste-efectividad. Es decir, tienen mayor tasa de partos espontáneos y menor tasa de intervenciones, así como una mayor satisfacción materna En España, por ejemplo, hay pocas alternativas al parto hospitalario. Además del parto domiciliario, existen un par de casas de parto de gestión privada como pública”.
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Guadalupe Camacho